SIMÓN NARCISO DÍAZ MÁRQUEZ,
Con su prosa, con su música y con su voz, ha colmado un tiempo en el espacio y un espacio infinito con su tiempo.
Su tiempo comenzó en el 28 y a su espacio lo inició la garza mora, que lo trajo una noche de luna llena y lo colocó en Barbacoa.
Allí comenzó su tránsito y su vivencia; allí comenzó a sentir que su querencia es el monte, una punta de ganao y un becerrito lindo como un bebé.
Su querencia lo llevó a escribir y a cantar las tonadas de las espigas: lirio, mazorca, palma, y tonadas del becerrero, poniéndole nombre propio a las vacas Mariposa, Flor de Mayo, Azabache, Pintaìta, Blanca Espuma, Nube de Agua, Luna Llena y Lucerito.
Viajó por la sabana cabalgando en su rucio paraulato por arroyos, morichales, esteros, ríos, y montes que lloran; sintió el sol de los venaos, oyó al toro cuando pita a la vaca, el bramido del becerro sin madre y el carraspear del gallo madrugador; vió al perico en el conuco, a la tórtola que vuela y deja el nido en el suelo, al colibrí, al guirirí, al turpial y al susto de las muchachas cuando pasa un alcaraván; protegiendo a la lapa, lapita del hombre con su arma cargadita.
Enamorado de la luna, le cantó a la de Margarita y acompañó al loco Juan Carabina llorando, cuando la luna no ilumina las noches de San Fernando.
Su fe lo llevó a componerle una canción a la Virgen del Valle.
Por sus principios, valores y gran amor por su espacio grande: su Patria; pisando sobre su suelo, nos dejó los cinco mensajes de “Un Buen Venezolano”:
recordándonos aquella voz que nos decía, que la moral y que la luz son nuestro guía, que nos darán el despertar de un nuevo día.
Por último, un canto al amor, al amor viajero, amarrado, con el tiempo contao, sin fecha ni hora, inesperado y sin culpa de quien está viejo y cansao, porque le sobra la edad y no puede perder la oportunidad, en el poema que como canción ha recorrido el mundo entero: CABALLO VIEJO.
Venezuela le ofreció su sabana y como buen venezolano vivió de ella, para ella y para todos nosotros.
AL QUE SE MERECE LA SABANA, QUE SE LA DEN…..CARACHA.
Gracias, Simón Díaz.
Daniel Chalbaud Lange. Valencia. 2020
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