Cuando hacemos referencia al Maestro Simón Rodríguez, que en este mes de octubre de 2020 se cumplen 251 años de su nacimiento, es necesario no solamente recordar esta fecha conmemorativa con discursos descriptivos y alegóricos, sino destacar esta fecha con un análisis y estudio comparativo de su ideario, al igual que también estudiar la dimensión educativa dentro del contexto histórico en que le tocó actuar tanto a finales del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX. En tal sentido, en este trabajo se destaca en una visión transdisciplinaria su concepción educativa para Latinoamérica en momentos, cuando estos nacientes países alcanzaron y consolidaron su independencia de España. Desde esta perspectiva la relación temporoespacial es clave para comprender su acción educativa innovadora en momentos en que otros educadores valiosos también presentaban sus propuestas en referencia al hecho educativo.
Este proceso dialéctico estará determinado primeramente abordado por confrontación con un modelo educativo alternativo a la concepción filosófica dominante , dentro del cual este insigne maestro defendía por considerar el más acorde para combatir un modelo educativo atrasado y descontextualizado del momento histórico que estaba sucediendo no solo en América con el modelo colonialista impuesto por España sino también, en Europa por los distintos cambios ocurridos a consecuencia de la Revolución Francesa y la consolidación de los ideales de la Ilustración. En sus reflexiones es un opositor consuetudinario de un proceso educativo escolástico que reproduce fielmente la concepción del modelo español de mantener el control férreo en todas sus facetas del territorio que inicialmente se encargaría de enseñar a leer, escribir y contar, y a aceptar la religión católica mediante textos, estilos cartillas y el catecismo o impulsar ( Ortuño, 2010) a través de un modelo educativo estratificado para cada uno de estos grupos étnicos, el cual especificaba el rol dentro de esta sociedad colonial.
En lo referente al modelo educativo instaurado por el sistema colonial al cual se oponía Rodríguez, donde el maestro en las escuelas debía inculcar al educando en la clase la repetición al pie de la letra las lecciones desarrolladas sin que el libre pensamiento actuara dentro de una lógica real y concreta en la elaboración de las conclusiones finales de cualquier aspecto del conocimiento. Por tal motivo, este singular maestro propone en su ensayo una serie de propuestas novedosas, estrategias de aprendizaje al Cabildo de Caracas en el año 1794, entre las cuales destaca también la de formalizar e impulsar la educación pública, la creación de nuevas escuelas y la formación de buenos profesores; de esta forma, argumentaba que se podría incorporar más alumnos de los diferentes sectores sociales al proceso educativo y de esta manera lograr la disminución progresiva de la escuela particular, entre otros aspectos.
Estas reflexiones no deben ser estudiadas desde una simple propuesta particular de este caraqueño que recibió la licencia para ejercer la educación de primeras letras en 1791 por la corporación municipal, producto de una corta trayectoria de educador. Estos planteamientos vienen dados por un conjunto de consideraciones basadas en profundos cambios que se debatían y se ponían en práctica en Europa, modelos educativos modernos que sustituían la orientación educativa escolástica de corte medieval, citada anteriormente, en momentos cuando el liberalismo inspirado en el racionalismo que da lugar al gran movimiento intelectual llamado Ilustración que nació en Francia, Inglaterra y Alemania y se propagó por todo Europa que impulsó cambios en lo económico, político, social y cultural durante el siglo XVIII y comienzos del siglo XIX con la finalidad de desmontar definitivamente el modelo instaurado desde la Edad Media, de los cuales el maestro Rodríguez había leído y analizado a través de la bibliografía actualizada que llegaba de manera clandestina a las colonias americanas y en especial a la ciudad de Caracas.
En lo que respecta a ese modelo educativo propuesto por los grandes propulsores de la ilustración Jean Jacques Rousseau, Enmanuel Kant, Montesquieu, John Locke entre otros, en Europa con una caracterización político social inspirada en los principios de igualdad, libertad, fraternidad, experimentarán modelos de aprendizajes que cambiarán el enfoque puesto en marcha por el orden monárquico bajo el liderazgo del orden feudal en las escuelas de Europa, a través de las propuestas educativas, centradas en fomentar las capacidades intelectuales de los educandos desde una visión integral en un contexto histórico de cambios geopolíticos impulsados por el liberalismo económico que exigía un sistema productivo competente a los cambios de paradigma. Por tanto, Simón Rodríguez coincidía plenamente con estos grandes pensadores; en cuanto que el proceso educativo debía ser laico sin las ataduras del clericalismo y del estamentalismo, para formar un ciudadano capaz de asumir los retos que demandara el nuevo orden inspirado en el verdadero sentido humanista que durante siglos no se había tomado en cuenta por haber jerarquizado el sentimiento religioso sobre la libertad de pensamiento.
Una vez que sus propuestas no fueron tomadas en cuenta por el Cabildo de Caracas en 1795, comienza su peregrinar en busca de mejorar sus conocimientos en un mundo de libertades. Llega a Kingston, Jamaica donde aprende el idioma inglés y a su vez enseña el castellano a unos niños en una academia .Sigue su recorrido a la ciudad norteamericana de Baltimore, donde trabaja en una imprenta que le va ser de gran utilidad, porque sus conocimientos le servirán para realizar los moldes para imprimir sus libros posteriormente. Luego en 1898 llega a tierras galas, específicamente en Bayona en tiempos de efervescencia política, donde se estaba gestando la Revolución Francesa. Por tanto, en el epicentro de estos hechos históricos discute con intelectuales los nuevos enfoques de aprendizaje propuestos por los insignes pedagogos, entre los cuales se puede señalar al suizo, Johan Pestalozzi quien proponía ideas en cuanto al desarrollo individual y libertad en la educación de los educandos, para que estos puedan actuar y pensar abiertamente con todo lo que les rodea; a partir de la observación de la experiencia y al interés por las actividades escolares; por tanto no se enseña nada que los estudiantes no puedan ver (Ortega,2008).
De igual manera intercambiaba opiniones de otros destacados pedagogos como las de Jean Jacques Rousseau que planteaba la relación que deben tener los educandos con el medio ambiente y la naturaleza, además de debatir la tesis propuesta por este ilustre pensador sobre el contrato social, en cuanto a la conciliación individual del ciudadano que debía tener con la comunidad en el ambiente escolar, con el fin de obtener mejor resultado en el proceso de aprendizaje se traslada a la ciudad de París, donde hace amistad con Fray Servando de Teresa de Mier, sacerdote mexicano con quien realiza trabajos de traducción en distintos idiomas, en obras de gran importancia para la colectividad; de igual manera realiza estudios de perfeccionamiento de asignaturas en especial en la química y la física que tenían gran demanda por darle importancia en esos tiempos a las ciencias naturales, de esta manera este gran maestro estaba con un conocimiento pleno de todos los grandes cambios que ocurrían no solamente en el plano pedagógico sino también de manera integral en todos los órdenes de ese momento histórico, partiendo del modelo liberal a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX que obligó a generar cambios en las nuevas estructuras sociales, políticas y culturales a través de la puesta en práctica de una postura filosófica racionalista de la cual se sustenta la Ilustración .
Por tanto, la estadía de Rodríguez en la capital francesa va a ser importante, porque ahí va a reflexionar acerca de cuál es el rol que va tener en su lucha por cambiar el régimen colonial en la América hispana, con el fin de que libere a sus habitantes de la hegemonía española que durante más de 300 años ejerce el control con la monarquía. Rodríguez está convencido de que sin un cambio de gobierno de orden republicano no puede haber avances sustanciales en las escuelas en esos territorios y la mejora de calidad de vida de sus pobladores con criterio de igualdad social. Estas consideraciones se las hace saber a uno de sus discípulos, a Simón Bolívar, cuando se reúnen en París en 1803, en que es necesario luchar por la independencia en esas regiones para liberarlas de la opresión y construir unas naciones prósperas, donde el ciudadano sea el eje de su propio destino. Una vez consolidada la independencia en 1823 en gran parte del territorio hispanoamericano regresa a este continente después de un largo peregrinaje por tierras europeas, con el fin de aportar sus ideas de cómo debe ser el proceso educativo en estas naciones.
Este insigne maestro estaba convencido que un cambio político era necesario para desarrollar un cambio educativo, inspirado en principios expresados por Montesquieu, referente a que las leyes deben adecuarse al pueblo para que fueran decretados, con el fin de que no resulten de una imposición ejecutiva; por tal motivo, este precepto rector esbozado por el gran maestro, en lo que respecta a la dinámica escolar debe resultar de consideraciones después de amplias reflexiones compartidas por la idiosincrasia de los pueblos, de esta manera los ciudadanos respetarían y acatarían un modelo educativo; del mismo modo, la educación debe adaptarse a las peculiaridades de cada nación, en particular con el fin de determinar las potencialidades y debilidades para establecer un modelo educativo pertinente; por consiguiente considera que ningún sistema educativo debe ser impuesto. De estos principios nace el carácter innovador de la propuesta educativa de este maestro cuando llegó a Colombia luego de su ausencia.
La mente de este gran maestro estaba llena de proyectos, los cuales quería ver puestos en práctica en el continente americano una vez obtenida la independencia, en su llegada a Bogotá en 1823 instala una escuela de oficios, la cual fracasa por falta de recursos, no se amilana ante las adversidades y sigue proponiendo proyectos educativos por regiones ecuatorianas, peruanas y bolivianas, los cuales fracasan por diferente índole, ya sea por la parte económica o la incomprensión de los gobernantes provincianos y la sociedad, como fue el caso específico en la ciudad de Cuzco al cuestionar su modelo pedagógico de inspiración roussoniana, sin tener la más mínima argumentación lógica para desecharlo al catalogarlo los sectores conservadores de inadecuados.
Tomando en cuenta lo anteriormente expuesto, debemos realizar un estudio comparativo de la dimensión pedagógica del maestro con otro educador que tuvo gran actividad docente durante el mismo tiempo histórico, el educador Joseph Lancaster, oriundo de Gran Bretaña, que realizó métodos pedagógicos en Inglaterra que lograron experimentarse no solo en Europa sino también en América, en momentos cuando Samuel Robinson empezaba a desarrollar su praxis escolar en tierras americanas; con el fin de determinar la dimensión educativa de este venezolano en su tiempo histórico a pesar de no haberse desarrollado a plenitud en el sistema escolar de esos tiempos; el modelo educativo empleado por este europeo denominado Instrucción mutua en escuelas inglesas y aplicado también con éxito en Canadá, México, Argentina y Colombia entre otras naciones con programas de instrucción masiva en momentos en que los centros educativos no contaban con suficientes educadores para ocuparse de las labores docentes; por tanto tuvieron que utilizar monitores para cada grupo, estos eran alumnos destacados que enseñaban a los más pequeños, mientras recibían las orientaciones y supervisiones de los maestros; esto permitía que un solo docente pudiera trabajar con más de un centenar de escolares, la historiografía para la época señala que hasta 1000 educandos.
En este contexto tenemos que este método fue empleado por Lancaster para los niños en edad escolar de los sectores populares en Inglaterra en ese tiempo, por tanto, podemos decir que tenía un carácter clasista, ya que el presupuesto para el pago de sueldos a los docentes era para los hijos de las clases altas. Por consecuencia, este método de estudio utilitarista tenía un propósito y exclusividad definidos para un sector de la sociedad. En lo que respecta al continente americano precisamente en Bogotá, el general Francisco de Paula Santander, siendo presidente en 1825 asume el modelo por situación económica de otra índole, las finanzas de Colombia estaban en condiciones precarias para el pago de los docentes debido a que el gobierno empezaba a recuperarse de los embates de la guerra de independencia. En cambio la propuesta pedagógica de Simón Rodríguez estaba centrada en la igualdad social, sin exclusión. Su modelo para todos los educandos no tuvo éxito no solamente por falta de recursos para él pago de los docentes, sino también porque las autoridades provinciales y sectores pudientes cuestionaron sus métodos de aprendizaje, a pesar de compartir con estos los ideales de la Ilustración seguían manteniendo mentalidades de corte feudal (Montano, 2015).
Desde esta perspectiva, el método empleado por Lancaster estaba conformado por las normas más rígidas con la exclusividad para enseñar leer y escribir a través de una serie de pasos que el monitor va evaluando paso a paso, para lo cual se guiaban de carteles o afiches. Este modelo de aprendizaje era básicamente para la formación primaria en lectura, escritura, gramática, dibujo, canto y aritmética, bajo una de didáctica memorista y repetitiva de carácter rígido, mediante la estrategia de la obtención de premio y castigo en el aprendizaje, con el fin de lograr conductas esperadas de los niños en edad escolar; por tanto estaba limitada a un primer nivel de formación escolar. En cambio la propuesta pedagógica de Simón Rodríguez estaba centrada en la formación integral del estudiante en todo nivel del proceso educativo, buscando siempre ir más allá del aprendizaje de las herramientas básicas, lectura, escritura y aritmética; irá a la creatividad y a la innovación tanto individual y colectiva, mediante el aprender haciendo y transformando en contacto siempre con todo lo que lo rodea a través del afecto al lugar como eje de transformación no solamente del ambiente escolar, sino también de la comunidad y la región, con una formación basada en valores tanto ciudadanos como de republicanos libres, para de esta manera deslastrarse de cualquier vestigio colonial, tal como lo señaló también su discípulo, Simón Bolívar, específicamente en la Carta de Jamaica, 1815, y en el discurso de instalación del Congreso de Angostura, 1819, (Aquino, 2019),
En consecuencia de expuesto, este ensayo trata de determinar desde una visión transdisciplinaria poder llegar a comprender todas las dimensiones, desde la filosófica sustentada por este visionario educador, Simón Rodríguez, que en su momento histórico estaba basada en la racionalidad para explicar el porqué de las cosas, desde una visión humanista que a través de la educación lograra la igualdad social en las recién independizadas naciones y siendo el modelo republicano la forma de gobierno apropiado para dar al ciudadano un nivel de vida próspero y productivo con unos valores éticos que le darán el soporte necesario para mantener un orden institucional en libertad y de justicia social, tal como lo concibieron los libertadores.
Este ilustre educador, Simón Rodríguez, desde su comienzo en su rol de docente, entendió que la práctica educativa era indispensable para la formación de ciudadanos críticos y creativos, por eso combatió el método de aprendizaje tradicional de formación filosófica escolástica, impuesto por los conquistadores con el fin de mantener las estructuras coloniales y sistema de gobierno impositivo. Por tal motivo, siempre propuso un modelos alternativo de aprendizaje y en su praxis educativa implementó propuestas innovadoras, para producir un cambio en las mentalidades de los educandos de este continente y así buscar alcanzar el máximo bienestar posible de los pobladores de estas nacientes repúblicas como diría uno de los discípulos, destacado estadista y el más trascendente del continente americano en el siglo XIX y de vigente proyección aun para los tiempos actuales del siglo XXI, Simón Bolívar.
Referencias bibliográficas
Bolívar, Simón (2009) Doctrina del Libertador. Tercera Edición, copias de la Biblioteca Ayacucho.
Echeverry, Alberto (1989) Santander y la instrucción. Bogotá. Foro Nacional de Colombia.
Escudero, Carlos (1978) Pensamiento pedagógico ilustrado. Quito: Editorial de la presidencia de la República.
Montano, Joaquín (2000) Joseph Lancaster
Ortega, Francisco (2008) Tomen lo bueno, dejen lo malo: Simón Rodríguez y la Educación Popular.
Rodríguez, Simón (1975) Obras Completas (dos volúmenes). Caracas.
Rodríguez, Simón (2004). Inventamos o Erramos, Caracas, Monte Ávila.
Rumanzo Gonzales, Alfonzo (1981) Maestro de America. Caracas Biblioteca Ayacucho.
Grases, Pedro (1994) Simón Rodríguez: escritos sobre su vida y su obra, Caracas; Consejo Municipal del Distrito Federal.
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