DON GARIBALDI SOTO: POETA Y CRONISTA
Autora:
Gladys Vázquez Pinto de Aular
Conocí al poeta José Garibaldi Soto
en un recital de poesía ofrecido en la Casa de la Cultura Rafael Rengifo de Tucupido, el 04 de junio
del 2003, donde entre otros poetas y declamadores se presentaron el vate Fernando Aular, mi suegro, Tula Aular, mi cuñada, quien además era una
de las organizadoras junto a otras docentes y poetas de la escuela Narciso
López Camacho, Lucy Porras, quien fue la
presentadora, Dumas Andrade, Esteban Mieres, Roque Peñalver, Humbelina Ledezma,
Robert Ortega, Ana Teresa Arruebarrena, Nelson Tovar, Pedro Bermúdez y Fernando
Aular Durant, mi esposo. El poeta Garibaldi Soto, declamó un poema en décimas, de su propia
inspiración, muy bien rimada y bien declamada, por lo que me impresionó su composición, su buena dicción y tono de
voz.
En el 2004 se formó la asociación Amigos de la Escuela Narciso López
Camacho, en la cual se propuso realizar
anualmente, cada 23 de abril día del idioma, del derecho de autor y del buen
decir, un Encuentro de Poesía, con poetas de
Tucupido, Valle de la Pascua y de todos los pueblos del Guárico y de
Venezuela. El 23 de mayo del 2007, el IV Encuentro se realizó conjuntamente con
el Encuentro Mundial de poesía, donde
fue escogido Tucupido como sede estadal, con la presentación del poeta uruguayo
Rafael Cuaetusie, quien dictó un taller
de literatura y recitó sus poemas conjuntamente con los poetas de Tucupido, los
que causaron muy buena impresión al
poeta visitante. En estos encuentros el poeta Garibaldi era un activo y
entusiasta organizador, participante con
sus poemas y un gran colaborador junto a su esposa, la señora Elvira Rojas,
quienes preparaban un palo a pique, cocido a leña de guatacaro, para una comida que se ofrecía a los
participantes y a los asistentes, un
suculento almuerzo al finalizar el
recital, además de asado negro,
queso, tajadas, tostones o carne mechada, tortas, carato, chicha, jalea de mango, arroz con coco o con leche, todo esto elaborado por las personas
de la Asociación de Amigos de la Escuela Narciso López Camacho, de los poetas
y familiares participantes. ¡Todo un gran banquete cultural!
También fue un asiduo y activo
participante en los Encuentros de Cronistas e
Historiadores, que se celebran en Tucupido, Valle de la Pascua, Ortiz,
Las Mercedes del Llano, Calabozo, Chaguaramas y en otros pueblos de nuestro
país. Muchas veces coincidimos en estos encuentros, intercambiando impresiones
y anécdotas. Así fuimos estrechando lazos
de sincera amistad, con frecuencia nos visitábamos y sosteníamos largas conversaciones, con las
que fuimos conociendo a través de sus narraciones, los oficios típicos, lugares,
personajes, y costumbres del pueblo. Visitamos en su compañía
algunos sitios del pueblo, y de otros lugares, como San Rafael de Laya
o el Ciento Treinta y Tres, fue un domingo muy temprano, allí conocimos a
personajes y sitios emblemático con sus
respectivas historias. Otro día fuimos a conocer las lagunas y
sitios que surtieron de agua al
pueblo, hablamos con los vecinos
que nos contaron sus respectivas leyendas y creencias.
Así fuimos conociendo al señor José Garibaldi Soto, quien nos relató que nació en Tucupido en
Septiembre de 1933, hijo de Josefa Antonia Soto, su padre adoptivo Carlos María
Guaita, tuvo como hermanos a Héctor
Servideo, médico pediatra, Rosa, Josefa Antonia (La Cariba), Zoila y Sara
Soto. Fue poeta, declamador y cronista
oficial de Tucupido. Escribía sus
poemas en versos octosílabos, propios de la copla y de la décima llanera.
Conocedor de la historia, de los personajes, las costumbres y los lugares de su
pueblo. Hombre preocupado por la cultura.
En su juventud fue diestro en la faena del campo y en la suerte del
coleo de toros, deporte tradicional de
los pueblos llaneros. Serenatero en las claras noches, ante las ventanas de las
mozas tucupidenses y cantor en parrandas navideñas para las cuales componía los
villancicos y los cantos. Sus
poemas solía firmarlos con el seudónimo
“Jogaso”. En la gran mayoría de su producción poética predomina la
décima, estrofa de diez versos octosilábicos con rimas consonantes conocida
también por espinela. Recibió la
influencia del poeta Ernesto Luis Rodríguez, guariqueño de Zaraza, poeta de
estilo nativista, autor de varios libros de poesía, como: “Agraz”, “Cantares de
tierra llana”, “Pasitrote”, “Quitapesares”, “El color de entonces”, “Arriero”,
“¡Arriba capitán!”, “Paso llano de la
décima”, “De son a son”, “Desde el olvido”, “Los poemas íntimos”, “Tarantín de
feria”, “El país del alba”, “Los nuevos cantos” y quien era un gran decimista y glosador.
Sus poemas tienen como tema principal
su pueblo, su gente, sus costumbres, el llano con sus paisajes y sus lugares
más emblemáticos, como sus barrios, manantiales y lagunas Como cronista conocedor de la historia y de
la vida de su pueblo, en los encuentros de cronistas regionales y nacionales
presentó muchos trabajos donde describió con sencillez personajes típicos,
costumbres ancestrales de la pequeña historia de Tucupido. Como ejemplo, la canción “Tucupido de mi vida”, letra y música
de su propia inspiración:
TUCUPIDO DE MI
VIDA
Tucupido
de mi vida.
Guárico
de mi pasión,
te
dedico este pasaje
con
todo mi corazón.
Cuando
me encuentro a tu lado
revive
en mí la alegría
y son
todas tus muchachas
reinas
de la simpatía.
Y si
me alejo de ti
lo
hago con sentimiento
recordando
con nostalgia
aquel
tan grato momento.
Siempre
que te recuerdo
me
dan ganas de llorar
porque
a ti pueblo querido
nunca
te podré olvidar.
En
Tamanaco pescando
con
tu brisa me topé
y
el canto de la soisola
con
la mañana se fue.
Mañanitas
del recuerdo,
bello
es tu atardecer
y
en cada copla que canto
va
expresando mi querer.
La
casa de don Garibaldi es un pequeño museo criollo, en ella podemos observar una variada muestra de
objetos típicos, como mollejones o
piedras de amolar, piedras de moler,
pilón de madera, tinajero con su tinaja y la piedra de filtrar; sogas de cuero,
mandadores, garrotes encabullados, telares de tejer capelladas, zarandas,
trompos, botijones y tantos otros objetos típicos. Y constantemente era
visitada por estudiantes e investigadores de la historia local.
Los domingos por
la mañana la voz de don Garibaldi era muy escuchada en toda la población en su
programa radial, donde hablaba de su pueblo, de los personajes y sucesos,
verdaderas crónicas que constituían una cátedra para conocer la historia de Tucupido.
Entre sus
crónicas de las lagunas y pozos que calmaron la sed a los habitantes de Tucupido se destaca la de
la “Aguadita”
LA
AGUADITA O MANANTIAL DE LA AGUADITA
“Es una
bendición de Dios. Un premio a Tucupido. Se trata de una de las bellezas naturales
y misteriosas que tiene nuestro pueblo. En el año 1930, este manantial o
aguada, calmó la sed de los habitantes de Tucupido, cuando un fuerte y
aterrador verano afectó a nuestra región. Ésta es desconocida por la mayoría de
los tucupidenses y no se la ha dado el valor que en realidad ella tiene. Se
encuentra al norte de Tucupido, salida hacia San Rafael de Laya (Km. 133 o El
Ciento). Hasta la entrada donde se encuentra hay una distancia de 3.700 metros
en carretera de asfalto y unos 300 metros de camino de tierra.
Es una aguada o
manantial natural, donde tan sólo intervino el Gran Arquitecto del Universo.
Cuando se llega en la mañana por el caminito que lleva hasta ella, se disfruta
de un clima fresco y agradable. Las inquietas ardillas brincando de árbol en
árbol, los alegres turpiales, arrendajos y paraulatas, con sus bonitos cantos,
brindan al visitante la paz y alegría que les hace sentir felices.
Cuando se llega
al manantial llama mucho la atención que está bien cercado con alambre de púas
para evitar que cochinos, burros, ovejas y ganado vacuno ensucien sus aguas,
las cuales se mantienen limpias. Puede observarse que en muchas partes hay lo
que se conoce como “ojos de agua”, que manan, se unen y corren por un mismo
canal que se pierde de vista.
Sus aguas son
claras y de sabor más o menos como “Alkaseltzer”, pero uno se acostumbra a
tomarla. Suelen ser elogiadas. Dicen que es el agua mejor del mundo. La más
agradable. Este concepto es muy aplicado por los lugareños que habitan por esta
zona y se lo manifiestan a los visitantes, como todavía se acostumbra.
El manantial
está rodeado en su totalidad por el verde tapiz
de una paja, una grama verde que es medicinal, sobre todo cuando hay
problemas urinarios, esta contribuye al buen funcionamiento de los riñones y si
se usa con el agua que allí mana, mucho mejor.
En la pequeña
montaña que la rodea encontramos una bonita vegetación formada por jobos,
guatacares, cujíes blancos y negros, tarares y guácimos, que le dan una
protección al manantial y permitiendo que cada día sus aguas manen más.”
LA
AGUADITA Y LA LEYENDA DEL ENCANTO
“Según sus
moradores, la mayoría de ellos sostienen
que después de las 6 de la tarde,
se escuchan ruidos muy extraños que le hacen arrugar la piel al más
pintado. Son muchas las personas que aseguran que ella tiene un encanto que
protege sus aguas y todo lo que se
encuentra dentro o fuera del manantial.
En el manantial,
ocurre poco, pero se puede ver una culebra de tamaño colosal que más de una vez
les ha dado susto a los visitantes al lugar. Hay guabinas, buscos y sardinas
pequeñas con pintas de diferentes colores. ¡Nadie se atreve a comerlos!
Se cuenta que
hace unos años, un señor, padre de varios niños, tenía por costumbre ir al
manantial a pescar buscos y guabinas, pero al correr del tiempo las cosas
fueron cambiando en ese hogar, donde existió mucha alegría, después llegó la
tristeza y el dolor. Según, el encanto se fue llevando a los niños uno a uno.
Pero un día el hombre llegó a buscar agua con su mujer y cuando metieron la
totuma para empezar a llenar los barriles, del fondo del manantial se les
apareció una mujer muy bella, de pelo largo y les dijo: –Ustedes están
sufriendo como yo lo he hecho, acabaron con mis hijos, tengo que pagarles con
la misma moneda, les he quitado a los suyos.
No le gusta
cuando los visitantes forman desorden y muestra su desagrado tornando sus aguas
revueltas en forma de protesta. Otras veces las lavanderas forman desórdenes,
dicen groserías, chismes o protagonizan peleas, entonces las aguas se ponen
rojas como la sangre, impidiendo que sigan levando con sus aguas.
Mientras tanto,
el manantial de la Aguadita sigue esperando que alguien se conduela y le
tiendan la mano y le retribuyan su bondad, cuando en épocas de sequía nos calma
la sed.
Esta leyenda de
nuestra región llanera, contribuye a enriquecer mucho más el folclor a nivel
nacional. Tenemos un compromiso de difundirla, es un gran deber.”
Una noche recibimos una llamada notificándonos la
muerte del cronista de Tucupido, Garibaldi Soto, esta noticia nos llenó de profundo dolor, porque sabíamos que había sufrido un accidente cerebro vascular,
pero ya lo había superado. Pero el siguiente día muy temprano recibimos otra
llamada para comunicarnos que
había sido una equivocación y quien había fallecido era el cronista de
Calabozo, el señor Silva Agudelo,
también persona conocida y muy respetada por nosotros.
El siguiente domingo fuimos a visitar a
Garibaldi y le hablamos de la falsa noticia de su muerte y nos dijo
sonriente que estaba vivito y coleando. Nos invitó para el próximo
domingo a su programa radial, las 7 de la mañana, para hablar de anécdotas y personajes del pueblo. Yo por mi
parte hablé con doña Elvira, su esposa, y le propuse preparar un “palo a pique”
como el que llevaban a los encuentros
de poesía, con el cual yo aprendería su
preparación. El domingo pautado llegamos con todos los ingredientes y
procedimos a preparar el famoso palo a pique, además lo acompañamos con el
queso de mano de Tucupido, queso blanco rallado, tajadas de plátano, arepas,
tostones, jugo de frutas y la carne
mechada. Mientras escuchábamos el programa
nos dedicábamos a cocinar. Y así
pasamos un día de poemas, relatos, anécdotas, cuentos, chistes, canciones, degustando aquellos típicos
manjares.
La última vez
que lo vimos fue una tarde cuando fuimos a entregarle el libro “Cantos de Amor
en Primavera” poemario de mi esposo Fernando Aular. En él no cabía la alegría.
Muy poco tiempo después recibimos la noticia de su verdadera muerte física.
Porque para nosotros, espiritualmente no morirá, pues conservamos recopiladas
todas sus décimas y sus crónicas.
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