miércoles, 30 de noviembre de 2022

Humedales de la Mesa de Calabozo, Eduardo López Sandoval

 

XVI ENCUENTRO DE CRONISTAS E HISTORIADORES DE VENEZUELA EN CALABOZO 2022

Humedales de la Mesa de Calabozo

Eduardo López Sandoval /

 eduardolopezsandoval@yahoo.es

La RAE nos dice de Sobrevivir: “Durar o seguir existiendo”. Yo le agrego: “después de dar vida a los europeos y europizados por siglos, y antes, a los indios por miles de años después de pasar el Estrecho de Bering”

Antes de entrar en materia nos preguntamos ¿Qué son los humedales y por qué es importante conservarlos, ...que sobrevivan?

Los humedales son los mismos ecosistemas que llamamos ojos de agua, manantiales, aguadas, quebradas, lagunas, esteros, caños o ríos, son áreas que permanecen inundacdas, o con el suelo saturado durante períodos de tiempo. Hay muchos tipos de Humedales en el mundo, todos tienen un elemento en común, la presencia del agua, que es la vida en el planeta.

Los Humedales no sólo son un reservorio, de pájaros, garzas, palmeras, masaguaros y monos y araguatos, más que eso son la vida misma, de allí su importancia.

Las nuevas tecnologías nos permiten observar desde el cielo de los satélites  la progresiva muerte de estos espacios verdes y húmedos; hay una hipótesis que emerge de este trecho desértico de la tierra hecho por los humanos, -desesperada y desesperanzada: ”En la medida que disminuyen los Humedales aumenta la temperatura del Globo”. La sencilla solución es entonces detener la progresiva muerte de los humedales para así detener la subida del termometro del mundo, e incluso, hasta bajar la calentura en la medida que podamos realizar la no tan sencilla por lo apocalítica labor de rescatar los rescatables Humedales que en los últimos años han sido víctimas de serios intentos de ecocidio.

¿Por qué el verbo sobrevivir en el título asociado con la Mesa de Calabozo?

Porque esta Mesa ha sido obsequiada por  Dios con los más variados, hermosos y numerosos Humedales del mundo, pero también un número importante de éstos ha sido asesinado por las maquinas amarillas de orugas de acero, y rojas de la muerte del más frío olvido.

Usamos en esta Ponencia pasajes de la Novela Histórica,  -texto nuestro: Yo, Carchidio, el Doctor Italiano, obra por editar, y que valga la cuña, estará pronto en Amazon.

Enumeramos,  colocados a mediados del siglo XX, tiempos de esta Novela Histórica en los cuales el médico italiano Gerónimo Carchidio y el abogado Luis Reina hacen la gesta exploratoria de visitar estos Humedales bien repartidos por Dios en esta inmensa Mesa, y de hurgar en los textos de la época las escuetas referencias históricas a algunos de éstos.

Uno.- La Aguada Arriba. Cito  textual a la Novela Histórica en comento: “Carl Sachs se refiere de seguidas a la llamada Aguada Grande de la historia, que hoy, en la mitad de este siglo XX,  con bastante simpleza recibe el nombre de Laguada o La Aguada, como si no hubiera otras aguadas en esta Mesa. Recordamos el pasadizo que está en el salón de la casa, donde por mera eventualidad jugábamos la acostumbrada partida de ajedrez de esa ocasión, en el que hay un túnel que es el sitio preferido de juego de mis niñas y sus amiguitas, que está derrumbado en su posible desarrollo, que posiblemente, y he allí nuestra hipótesis, es un pasadizo de escape que usaron en los tiempos de guerra pretéritos propietarios, que era posible que para escapar los llevara a la Aguada Grande...”. Es “La Aguada Arriba, que está al final de la Calle García, a un costado de la Calle Crespo, que se tiene en esta Villa como la fuente de agua de los blancos en tiempos coloniales.

“Dos. La Aguada Abajo, las que de acuerdo con las mismas fuentes de la conseja popular se tiene como la aguada de los indios en épocas en las cuales este pueblo era parte de la Provincia de Caracas, jurisdicción de ultramar de España. (...)

Tres. Un poco más arriba de la corriente del río Guárico está el hermoso manantial que los lugareños llaman Pozo Azul, alrededor del cual hay una barriada en formación que ya los vecinos empiezan a darle el mismo nombre, Barrio Pozo Azul.

“Cuatro. Más al Este de Pozo Azul, en la Sabana Los Placeres, está el manantial de mis más caros recuerdos, porque allí conocí a la mujer de mi vida, Clemencia Díaz, que se tiene como  la fuente de agua de los individuos de piel morena en otros tiempos, que después, hace un par de años, en 1945, se instaló este tanque de agua que vemos hoy,  que alimenta de agua potable a toda la población.

(Vale este paréntesis por el verbo sobrevivir del Manantial Los Placeres, que ya ni el nombre recordamos. Cuentan que en la década del 30 del siglo pasado, Gómez en las postrimerías de su larga Dictadura, se sucedio una gran sequía en esta Mesa que unió dos veranos, cerca de 20 meses sin una gota de agua de las nubes, verano que ceñudo apunto a la inexistencia del poblado y sus misiones, aunque usted no lo crea, los aljibes se secaron todos, el río Guárico paró su corriente, sólo quedaron pozos inútiles por lo putrefactos, el más cercano a los pueblos se llamaba El Zamuro, cerca de Los Ángeles, que en la construcción de la Represa quedó bajo ésta; los ganados vacunos, que formaban la única actividad de producción de la población fueron trasladados a los bosques de galerías del Caño Panzacola y el Guariquito Blanco, únicos Humedales que no se secaron en el rapio de sol general; cuentan que los llaneros, en el plan del río Orituco hicieron un aljibe y sólo a los 6 metros encontraron un poco del vital lìquido, ... ¿y las canoas del Orituco servían para algo en la ausencia del río? Sí. Los llaneros las colmaban de agua para que los bichos y bichitos del monte que en cardumen  venían con la rabia de la muerte en sus fauces, a alargar la vida. En Calabozo la única fuente de agua que sobrevivió -y con ésta el pueblo mismo, fue el Manantial Los Pláceres, en el sitio del mismo nombre, Sabana Los Placeres, en lo que hoy es el Barrio Caja de Agua y Merecurito. Allí formaban fila permanente mientras hubiera luz del sol, ...y agua, todos los calaboceños; donde el ingeniero José Antonio Troconis, profesional recién graduado, quien en el uso de sus saberes se las ingenió para que el mermado manantial Los Placeres riendiera para que Calabozo siguiera haciendo valer su Derecho a Existir Bajo el Sol. Llovió, pero esta realidad hizo que las autoridades tomaran la decisión de construir la caja de agua que inauguraron en el año 1945, que era alimentada por este manantial hasta que ya insuficiente el chorro de Los Placeres para la creciente población fue suplida por una tubería que trajeron de la represa recién construida... Fin del largo paréntesis, seguimos con la relación de Humedales que extraemos de la citada obra, la Novela Histórica Yo, Carchidio, el Doctor Italiano.)

“Cinco. Ojo de agua que está en el Hato San Diego, donde hicieron el primer intento por construir la ciudad de Calabozo, que se llamó Jesús Nazareno de Calabozo en 1795, que está fuera de la ciudad, en la vía hacia El Sombrero, poco antes de llegar al pueblo de Palo Seco.

“Seis y Siete. Las llamadas Lagunas del Ique que  son dos manantiales, uno es el propio Ique y el segundo recibe el femenino nombre de Elsita, aledaños a la iglesia de la Misión de los Ángeles o Misión de Arriba.

“Ocho. Es el tercer manantial que está cercano a la iglesia de la Misión de Arriba, al norte de la iglesia, entre ésta y el río Guárico, sin nombre.

“Nueve. Corrientes del río Guárico más arriba de Pozo Azul, está el manantial que hace la Quebrada de la Cruz del Perdón, que nace en el exacto sitio donde está este ícono cristiano, que le da el nombre al vecindario, Barrio Cruz del Perdón, y  que era en tiempos coloniales el hito que dividía el pueblo de indios de la Misión de Arriba, o Misión de Los Ángeles, de esta Villa de Todos los Santos de Calabozo.

“Diez. Subiendo el río, a poco menos de un kilómetro de la Quebrada de la Cruz del Perdón, nos encontramos con un manantial que los pescadores del río Guárico llaman el Charco Guabinero, que lo usan, además de para los baños de distracción sana de los muchachos todos los días, para el sancocho de las familias los fines de semana y tiempos de Carnaval y Semana Santa, como usan todos los demás manantiales con preferencia los de su cercanía, todas las familias calaboceñas, además, y de allí quizás su nombre, Guabinero, porque lo usan para obtener las carnadas, que es el necesario insumo para la pesca mayor que realizan en el cercano río Guárico.

“Hacemos de nuevo uso del texto DE LOS LLANOS, del Médico alemán que visitó a estas tierras el siglo pasado, quien esta vez nos alecciona acerca del uso de distracción sana que tienen estos manantiales para los calaboceños todos y para los visitantes en los tiempos en que halagan estas tierras con sus presencias.

“En la página 115 de la obra citada, nos dice de la Quebrada de Marchena en la Misión de de la Santísima Trinidada de Marchena:

“Los calaboceños saben apreciar debidamente las ventajas de este sitio. En los meses cálidos y secos del verano, se montan a caballo por la tarde o por la mañana en buena compañía; se llega en menos de una hora a la aldea; se amarra a los animales cerca de una de las grietas, y se pasa largo rato en el baño, para entonces regresar refrescado. Muchas de las familias ricas de Calabozo hasta tienen casas de campo en la aldea Misión de Abajo, donde pasan en el goce imperturbable de los baños los cálidos meses de sequía.”

“Once. En el sur franco de esta ciudad, cerca de la Misión de la Trinidad, se encuentra un tercer manantial cercano a la iglesia que también está rodeada por tres manantiales, tal la Misión de los Ángeles, que es el manantial La Cabecera.

“Doce y Trece. Los sitios escogidos por los Misioneros, guiados por los indios y por  Dios en 1723, para construir tanto la Misión de los Ángeles como la Misión de la Trinidad, estaban rodeados de tres ojos de agua cada uno, en la Misión de Abajo, además del recién señalado Manantial La Cabecera en sus cercanías, estaban los señalados más arriba, visitados por el sabio Humboldt y el padre Cortés de Madariaga; se conocen como El Tinajón y El Chorrote, uno de los cuales es considerado termal. De esta condición termal nos dice Ramón Páez, el hijo del que fuera Presidente de Venezuela en ocasiones varias, en el año de 1842 en que visita estos Llanos en compañía de su padre, que: “Algunas de aquellas fuentes son termales, pero no tan cálidas que impidan tomar en ellas un refrescante baño, habiendo una vez observado que, de dos arroyos que juntos corrían, uno era frío y otro cálido. Las tierras que bañan los ríos Orinoco y Amazonas parece como si fueran particularmente propicias al desarrollo de esta noble especie de palmera y así Linneo, entusiasmado por tan espléndida familia, las titula los "príncipes del reino vegetal””.

“Ramón Páez cuando escribe “esta noble especie de palmera”, se refiere a los morichales, cuando menciona a Linneo, había escrito en párrafo anterior: “…ofrecen así todas las condiciones propicias para el moriche”.

“Catorce. Además de los manantiales que forman lo que en estos Llanos llaman ojos de agua, están las lagunas, que seguro tienen un manantial en lo más interno de su formación, como la Laguna del Vicario, que hace este número catorce de esta numeración; para la agregación de ésta a estas notas el doctor Luis Reina trajo el texto Historia de la revolución de República de Colombia en la América Meridional de  José Manuel Restrepo, que cuando habla de las actividades previas a la Batalla de Calabozo, del 12 de febrero de 1818, leímos: "…el general español hizo también un reconocimiento hasta la laguna nombrada el Vicario, por la parte de abajo, a la cabeza de algunos húsares y de su estado mayor.”

“El texto Biblioteca de historia nacional, Volumen 100, Página 291, abunda en este sentido de las acciones de los realistas previas a la Batalla de Calabozo de 1818, así: “Morillo, que había observado desde la torre de la iglesia todos los movimientos de su contrario, salió entonces con el Estado Mayor a practicar un reconocimiento y avanzó hasta la laguna del Vicario”.

“Esta es una de las lagunas que están registradas en el saber de las gentes de Calabozo como los lugares que el científico, revelado por el barón Alexander von Humboldt de esta Mesa de Calabozo para el mundo, don Carlos del Pozo, seleccionó para instalar los pararrayos, que exceptuaron a esta ciudad, desde la Colonia, de ser alcanzada por los desastrosos -por letales- efectos de los rayos eléctricos de los días de lluvia con tormentas. En este espacio surgió un marcado disenso entre los dos Doctores que platicaban sobre un tema que no estaba ni cercano a sus especialidades médicas y jurídicas, uno de los contertulios mantuvo que el científico Del Pozo instaló los pararrayos por influencia de la sabiduría de Humboldt, y el otro Doctor mantuvo que el científico cumanés, don Carlos del Pozo, fue quien inventó dichos aparatos, como es creído por las gentes más estudiadas de esta otrora capital del estado Guárico.

“Quince. La Laguna de Las Flores, que está en la vía que va hacia la población de El Sombrero. Nos quedó una enorme  duda por resolver a este par de investigadores aficionados acerca de tan particular nombre, ¿por qué Las Flores? La curiosidad sólo quedó en hipótesis; los llaneros son sobrados machistas, siempre colocan nombres masculinos a los sitios, que hacen directa alusión al macho y excluyen a la hembra, es así que hay un lugar que se llama Paso del Caballo y no Paso de la Yegua, la Laguna del Perro y nunca la Laguna de la Perra. Las Flores, si se refiere a mujeres con ese apellido, es una cuestión bien particular, como lo es que en la ciudad una de las calles era denominada en otros tiempos Calle de Las Piñas, para hacer alusión a las damas de apellido Piña que vivían en esta vía.

“La hipótesis es: en estos sitios vivieron unas muy destacadas damas con esos apellidos, Flores y Piña, para que tuvieran trascendencia sobre los nombres de los machos que se imponen por lo general, hipótesis que quedó sin comprobarse con una exhaustiva investigación. También esta Laguna de Las Flores fue un lugar de aguas naturales escogido por el científico Del Pozo para instalar uno de sus pararrayos.

(...)

“Dieciséis. Es la Laguna del Perro que se encuentra en la vía hacia Paso de Orituco. Es una de las fuentes de agua que forman lagunas donde el científico llanero venido de Cumaná, Carlos del Pozo, instaló uno los pararrayos sugeridos por Humboldt o inventados por él mismo.

“Diecisiete. Aguada de la Vega Españolera, este manantial fue otro de los sitios seleccionados por Del Pozo para instalar uno de sus pararrayos, estaba en la llamada Vega Españolera, que está en el propio casco de la ciudad, al borde de la Mesa, en las calle Crespo al final, en el oeste de la Villa.

“Además de los tres últimos sitios nombrados, la Laguna de las Flores, Laguna del Perro y Aguada de la Vega Españolera, que se tienen como lugares donde Del Pozo apostó los pararrayos, instaló uno en la Laguna del Vicario y otro en la propia Iglesia Catedral, donde colocaban barricas de agua en el suelo al final de los cables del aparato eléctrico; este par último no se numera, el de la de la Laguna  del Vicario, porque ya se numeró, y el segundo, el de la Catedral,  tampoco se numera porque no es un manantial natural, que son los que se cuentan en este aparte.

“Dieciocho. Otra laguna que se cuenta dentro de las bellezas naturales que nos obsequió Dios para la realización feliz de la vida de todos los llaneros que hubieran tenido la dicha de nacer aquí o de los viajeros que se hubieran encontrado esta Mesa de Calabozo en su camino, es la Laguna del Tapiz, que se tiene como el lugar donde el poeta Francisco Lazo Martí escribió la primera versión de su Silva Criolla.

“Diecinueve. Es la célebre por la Guerra de Independencia Laguna de Los Patos. Este fue uno de los pocos ojos de agua de esta Mesa de Calabozo que este par de amigos no visitó, muy a nuestro pesar, porque todos los que la conocían nos comentaban al unísono que este ojo de agua era el más hermoso de todos los visitados, y el más extenso, que por la belleza de todos los visitados era bastante decir para que nos quedáramos con las frustradas ganas de conocerlo,  pero sí leímos que en estos espacios se escenificó una batalla en la guerra que dio como resultado la independencia de este país de España, que tuvo lugar el 20 de mayo de 1818. En esto de las batallas sí la bibliografía en este país sobra, leímos el texto Documentos para la historia de la vida pública del Libertador, que en su página  572 nos dice: “Mayo 20.- Batalla en la "Laguna de los Patos " junto á Calabozo, perdida por el General Cedeño contra Moráles, á consecuencia de una insubordinación del Coronel Aramcudi “ (Sic. En otros textos se dice coronel Aramendi).

“Veinte. Aguada del Rosario, está en la vía hacia El Sombrero, después de la población de Palo Seco, poco antes de llegar al desvío de los viajeros que vienen de El Sombrero y que van para Palenque o El Calvario, este es otro de los pocos ojos de agua no visitados por este par de investigadores aficionados. En el saber de la gente de Calabozo se tiene a este manantial como frontera, que el sabio Humboldt haciendo de Geógrafo marcó como límite en el naciente, en el triángulo hipotético que hace esta Mesa de Calabozo, siendo los otros dos lados de esta formación los ríos Guárico y Orituco. La frontera poniente la marcó Humboldt, de acuerdo con la conseja del calaboceño, en el Paso de Veritas, paso de río que es uno de los principales accesos de la ciudad de los viajeros que vienen del sur.

“Veintiuno. Morichal de Guaitoito, que está en el área cercana al río Guárico denominada con el mismo nombre, Guaitoito. El nombre Guaitoito, que recibe el espacio un tanto más amplio donde se encuentra este morichal fue razón para que realizáramos una interesante discusión, esta vez con la presencia del historiador Jesús Loreto Loreto, -el mismo que citamos repetidas veces, de libro que gentil nos obsequió Lugares y Gentes de mi pueblo, que es insumo fundamental del presente libro-, quien comentó que este nombre, Guaitoito, posiblemente se lo habían dado a esta área porque estas fueron tierras de vega, o de labor para la siembra, concedidas al mismo Fundador a quien lo habían dotado de las tierras para su hato, a las que llamó Guaitoco, y le dio a éstas, por ser una posesión mucho más pequeña, por supuesto, que las tierras para el hato de ganado, el diminutivo del mismo nombre, Guaitoito. Se informó además que el apellido de este Fundador es posible que fuera Ramírez. Se aclaró que Guaitoco es la palabra de los indios de la zona con la que en su lengua identificaban al árbol que en castellano llamamos ceiba.

“Este fue otro de los aspectos que se escriben en estas notas como cuestiones que deben ser corroboradas por una investigación histórica profesional en los tiempos mediatos por venir.

“Veintidós. Es el manantial que está en la casa de don Luis Viso Hurtado, respetado ciudadano de esta Villa, fallecido en la década pasada, ubicada en el suroeste de la ciudad,  en cuyos terrenos se halla la aguada que denominan El Curro, al parecer por el apodo de un hombre que vivió en estos terrenos. De esta Aguada El Curro nos dice Loreto Loreto, en la misma página 22, donde ha hecho la alusión a la Aguada Arriba y la Aguada Abajo como las principales fuentes de agua de la ciudad, lo que sigue: “Seguían en importancia las vegas de don Julio Rodríguez Silva; y de don Luis Viso Hurtado en cuyos terrenos se encontraba otra aguada que denominaban “El Curro”; apodo de un señor Rodríguez anterior propietario…”

“Nos confesamos que esta lista no está concluida por completo, cuando terminamos ésta algunos de los Doctores a los que se la dimos para que le hicieran observaciones nos señalaron diferentes reparos, como por ejemplo, que en la Sabana del Tapiz, al Este de la ciudad, donde se encuentra la Laguna del Tapiz referida, en estas sabanas también se ubican la Laguna Clara y la Laguna de las Pipas.

“Además, entre la Misión de Arriba y esta ciudad está un ojo de agua cercano al referido Charco Guabinero, que se llama Laguna de Coco de Mono. Como se ve esta es una lista de manantiales de la Mesa de Calabozo incompleta.

“Otra vez. Queda para los calaboceños enamorados de su tierra ubicar, conocer para querer y conservar estas bellezas naturales que les obsequió Dios. La lista con estos últimos tres manantiales referidos hace Veinticinco, invitamos a quienes lean estas líneas a completar estas notas: para conocer los restantes manantiales, que es forzoso requerimiento para quererlos y conservarlos, repito.

“Terminada la parcial lista de ojos de agua, manantiales y de lagunas, sintetizamos las conversaciones y lecturas referidas a la creencia que indican que Carlos del Pozo inventó el pararrayos, que en número más que suficiente instaló en esta mesa para la protección de la ciudad y tranquilidad feliz de sus habitantes.”

LOS HUMEDALES MUERTOS:

Uno.- Entre paréntesis se han colocado comentarios que intentan contextualizar el contenido del libro de los años cuarenta del siglo pasado con estos tiempos de la tercera década de este siglo de Calentura Global. No todos los Humedales de Calabozo han sobrevido a la acción depredadora del calaboceño; por ejemplo, ya en los tiempos de la novela existía el afamado Puente Toledo, a la distancia la existencia de esta obra civil, un puente, nos dice que hay una corriente de agua, pero cuando buscamos ésta no está, concluimos que la construcción no se hizo para pasar la quebrada, fue para matar esta corriente de vida, a la lápida no le dejaron una inscripción con el nombre del fallecido. Nos cuenta el profesor Rafael Delgado, avezado Buen Padre de Familia de esta Villa, que muy niñó él su padre lo llevó a este lugar y puede recordar a jóvenes adultos que se daban sus chapuzones en este Humedal, este ojo de agua es posible que haya sido formado por un morichal que Castillo Lara refiere en su Derecho a exixtir bajo el sol como El Morichalito.

Dos.- En el libro comentado se dice: “Además, entre la Misión de Arriba y esta ciudad está un ojo de agua cercano al referido Charco Guabinero, que se llama Laguna de Coco de Mono”, este manantial que estaba detrás del Polideportivo ha sido borrado del mapa; cuentan los más avezados que en los años setenta se realizaron en este Humedal piques fangueros, maltratro que dió  como resultado la muerte de esta fuente de vida. Pero también nos cuentan los futbolistas sesentones, que muchachos practicaban este deporte en el Polideportivo, que después de las prácticas todos se echaban su buen clavado en este ojo de agua.

Tres.- Laguna del Perro. En el sector que aún se llama así, El Perro, existió una hermosa laguna que en la construcción de la carretera que va de Calabozo a Paso del Caballo se le atravesó al poco ingenioso Ingeniero que la proyectaba, y la tapió con asfalto. Hoy en las imagenes que toman los satelites en verano, en los más seco de la sabana, en las orillas de la carretera asesina, se destaca el verdor de este Humedal que parece gritar por su vida que también es la nuestra.

Cuatro.- Laguna Merecurito. Sin historia, sólo sabemos por información de una anciana, que pudo disfrutar muchacha de su sombra, del lugar donde estaba el árbol de merecurito que le dio nombre a la laguna y luego al Barrio.

LOS HUMEDALES POR FALLECER, ¿o por salvar?:

Uno.- El llamado Manantial Los Placeres, que suplió del líquido vital agua a la ciudad desde la construcción de la caja de agua en 1945; hasta que el ya cristalino chorro no fue  suficiente para la crecida población, es que en el año 1965-66 le conectaron una tubería desde la propia Represa. Una veintena de años. Pero ya por miles de años Dios nos había obsequiado su fuerza vital través de sus límpidas aguas. El calaboceño le pagó con una tapia que hoy podemos observar en un patio vacío en el Barrio Merecurito, en los terrenos del extinto INOS.

Dos y tres.- Las Lagunas del Ique. Privatizadas. Como si se pudiera vender al mejor postor un bien público, como una calle, una plaza, o un río, las corruptas autoridades municipales vendieron estos hermosos humedales. Informa la gente que tras las infranqueables paredes han hecho serios intentos por tapiarlas. Desde la fisgona mirada satelital podemos ver que aún sobreviven... ¿hacemos algo por ellas, o no?

Cuatro.- Humedal sin nombre. Es cuando el olvido tiene el rojo color de la muerte. Detrás del abandonado Hotel El Castillo está este Humedal. En esta instalaciones han instalado un lavado de autos, los que lavan sus carros en este precario negocio tienen el dudoso honor de lavar sus carros con las aguas más potables por lo límpida y cristalinas de estos contornos.

 

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