miércoles, 30 de noviembre de 2022

EL ATENEO DE CALABOZO. LA CULTURA EN CUARENTA AÑOS, Ubaldo Ruiz


PONENCIA: EL ATENEO DE CALABOZO. LA CULTURA EN CUARENTA AÑOS

AUTOR: Ubaldo Ruiz

 

 Calabozo, octubre de 2022

 

EL ATENEO DE CALABOZO. LA CULTURA EN CUARENTA AÑOS

            El nacimiento del Ateneo de Calabozo el 16 de abril de 1982, hace ya cuarenta años, constituyó la culminación de un proceso que se inició en 1980 con motivo del cierre arbitrario de la Casa de la Cultura “Francisco Lazo Martí”, por parte del gobierno de turno, con la excusa de ubicar en este recinto al Ciclo Básico Común “Rafael Loreto Loreto” (Actualmente, Escuela Técnica Comercial, ubicada en la Misión de Arriba), cuyo local había colapsado en aquellos tiempos. Inmediatamente fue organizado entre las personas ligadas al medio cultural de Calabozo, un “Comité de Defensa de la Casa de la Cultura”, el cual se dedicó durante cierto tiempo al trabajo por continuar enalteciendo la labor cultural, al tiempo que denunciaba el atropello que había sufrido la mencionada institución.

            Entre las actividades de dicho Comité estuvo el establecimiento de diversos contactos con muchas personalidades e instituciones culturales de otros ámbitos geográficos, especialmente de la ciudad de Caracas. Entre esos contactos destacó el que mantuvieron con la agrupación musical “Solistas de Venezuela”, cuyo Director, Luis Morales Vance, además de ofrecerse a colaborar con este grupo de calaboceños que buscaban mantener viva la actividad cultural en nuestra ciudad, constituyó factor importante para la creación del Ateneo, pues sus palabras se convirtieron en estímulo para iniciar las actividades que dieron como resultado su establecimiento.

            Como consecuencia de todo ello, un grupo significativo de calaboceños suscribió el acta constitutiva del Ateneo de Calabozo ante el Registro Subalterno de la ciudad, el 16 de abril de 1982, y en un acto celebrado en la sede local del Colegio de Abogados de Venezuela. El siguiente 25 de junio se juramentó la primera Junta Directiva del Ateneo en el Salón del Trono del Palacio Episcopal, gracias a la colaboración de Monseñor Helímenas Rojo Paredes, entonces Obispo de la Diócesis de Calabozo, y uno de los miembros fundadores. Entre los integrantes de esa primera Junta Directiva estaban Rubén Páez Díaz, José Antonio Silva, Vilma Ponte de Hernández, Juan Vicente Cardozo, Abelarda Viso de Venturini, y Raúl Vargas Arocha. La juramentación la tomó la Presidenta de la Federación de Ateneos de Venezuela, Ilia Rivas de Pacheco, en presencia del Ministro de la Cultura, poeta Luis Pastori, del Director del Diario El Nacional, José Ramón Medina, del eminente científico y conservacionista, creador de la Estación Biológica de los Llanos, Francisco Tamayo, y del escritor y diplomático, Eduardo Casanova Sucre.

            El Ateneo de Calabozo en estos cuarenta años ha desarrollado una amplia actividad cultural, comenzando con las giras nacionales que la Presidencia de la República ejecutaba en esos años iniciales de la década de los ochenta, con la participación de los más destacados artistas nacionales, los cuales actuaron en diferentes escenarios de Calabozo, como el “Grupo América” y el Teatro “Lazo Martí”. Esas giras estaban planificadas para presentar a los artistas en las capitales de los estados, pero en el Guárico, gracias a la actividad de quienes para ese momento trabajaban por establecer el Ateneo, se logró que se presentaran en Calabozo.

            Una vez juramentada la Junta Directiva, y a través de los contactos previamente adquiridos, se presentó en Calabozo la “Cantata Escénica Berruecos”, que tenía montada la mencionada agrupación musical “Solistas de Venezuela”, como homenaje al Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. La presentación de dicha obra en nuestra ciudad contó con la participación de afamados actores venezolanos, como Gustavo Rodríguez y Rafael Briceño. De allí en adelante se multiplicaron las actividades del Ateneo, y fueron innumerables las expresiones de la cultura popular que de su mano pudimos compartir los calaboceños.

            Una vez establecido el Ateneo de Calabozo en 1982, se suscribió un convenio con la agrupación musical “Solistas de Venezuela” que se denominó “Música para aprender”, destinado a los niños de las escuelas de Calabozo, quienes tuvieron la oportunidad de aprender a conocer, y a tocar varios instrumentos musicales. De allí surgió la idea de crear en nuestra ciudad una escuela de música, la cual, con la colaboración de personalidades como Gustavo Henríquez, Rafael Salazar, Luis Morales Bance, José Antonio y Telésforo Naranjo y Raúl y Miguel Delgado Estévez, se concretó en 1986, en la conformación de una sociedad civil que creó la Escuela de Música Antonio Estévez. Ante la dificultad que implicaba la materialización de una obra de esta envergadura en nuestro medio, carente para entonces de maestros y de recursos suficientes, se optó entonces por atender a la propuesta del Director de Artes Auditivas del CONAC, Pedro Álvarez Ibarra, que consistió en incorporar el mencionado proyecto a la Fundación Nacional de Orquestas Sinfónicas Infantiles y Juveniles de Venezuela, que dirigía el maestro José Antonio Abreu. Ese fue el nacimiento de la Fundación Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil Antonio Estévez de Calabozo. Esta Orquesta, que sirvió de apoyo para la extensión del Sistema de Orquestas hacia las demás localidades del Estado Guárico, tuvo como sede primigenia, y durante dos años al Ateneo de Calabozo, institución promotora de su creación.

            A partir de 1984 el Ateneo de Calabozo emprende las acciones para rescatar la casa natal del poeta Lazo Martí que entonces se encontraba en estado de abandono, a pesar de que la Nación la había adquirido desde 1981, atendiendo quizá a su declaración en 1976 como Monumento Histórico Nacional. El mencionado año de 1984, aniversario 75 de la muerte del “poeta de la llanura”, el Ateneo logró que el Concejo Municipal y CORPOLLANOS celebraran una Sesión Solemne, cuyo orador de orden fue el reconocido semiólogo apureño Manuel Bermúdez. Ese día, en medio de las ruinas, y mediante sus palabras, de acuerdo a lo expresado por el Dr. Rubén Páez Díaz, alma y motor del Ateneo, “florecieron los jazmines y maduraron los anones”. También ese día se logró el inicio de las gestiones para la reconstrucción de la casa, y de las acciones para lograr convertirla en sede del Ateneo. Eso gracias a la presencia en el referido acto de dos personajes invitados al efecto por los ateneístas, el Dr. Rafael Armando Rojas, presidente de la Junta Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación, y del arquitecto Nogard, de la Dirección de Patrimonio del CONAC. Después de muchas vicisitudes se materializaron ambos objetivos.

            Uno de los grandes logros del Ateneo en estos cuarenta años fue el rescate de los concursos literarios que se habían perdido con el cierre de la Casa de la Cultura, el de poesía “Francisco Lazo Martí”, y el de narrativa “Daniel Mendoza”. Mediante un convenio con CORPOLLANOS se pudo convocarlos de nuevo mediante la figura de Bienal Literaria. Ello permitió que por nuestra ciudad desfilaran los más connotados representantes de las letras venezolanas, quienes como Jurado, o como participantes, se dieron cita en Calabozo, que por ello quedó convertida así en centro importante de la actividad literaria de Venezuela durante los años que se mantuvo vigente la Bienal Literaria de nuestro Ateneo.

            El Ateneo de Calabozo también impulsó la actividad musical de la mano del profesor Oswaldo Arveláez; fueron numerosos los jóvenes que aprendieron a ejecutar con maestría los instrumentos de cuerda de la mano de este excepcional docente y músico. Igualmente la actividad cultural tuvo su espacio en el Ateneo a través de la creación y actividad de la Coral del Ateneo de Calabozo, dirigida por la profesora María Contreras, la cual a la larga se convirtió en Cantoría Antonio Estévez, base para la constitución del Coro de Conciertos de la Orquesta Antonio Estévez.

            Mención aparte merece la celebración desde 1982 del recordado Festival de Música Popular y Folklórica del Ateneo de Calabozo, el cual surgió ese año mediante convenio suscrito con la Federación Nacional de la Cultura Popular y su director, Rafael Salazar. Los primeros eventos se celebraron en el Polideportivo de Calabozo, y los demás, hasta completar ocho ediciones, se realizaron en el marco de las Ferias de Calabozo. Por ese Festival desfilaron artistas locales como Adelio Estrada, Domingo Loreto, Crisálida Montero y los Joroperitos de Guardatrinajas, y nacionales de la talla de Morella Muñoz, Simón Díaz, Eduardo Serrano, Un Solo Pueblo, los Tambores de Cuyagua, Grupo Luango, Grupo Cántaro, Pedro León Zapata, Luis Britto García, y Rafael Salazar, entre otros. Estos festivales cumplieron un ciclo, el cual culminó con la celebración de una serie de talleres de construcción y ejecución de instrumentos de percusión, dirigidos por Carlos Cañas y Omar Vielma, y consecuencialmente, la formación de los grupos musicales Tinajón y Siembra.

            Gracias a la labor del Ateneo de Calabozo, la gente de nuestra ciudad tuvo la oportunidad de compartir con personalidades e instituciones de la talla de Zhandra Rodríguez, Alirio Díaz, Francisco Herrera Luque, Miquel Izard, José León Tapia, Adriano González León, Luis Alberto Crespo, Antonio López Ortega, Francisco Pérez Perdomo, El Cuarteto, el Ballet Nuevo Mundo, además de los ya nombrados en estas líneas.

            La importante labor desplegada por el Ateneo de Calabozo en el área de la cultura durante estos cuarenta años ha contribuido a formar en nuestra ciudad un público capaz de conocer y valorar las más variadas expresiones artísticas, tanto populares como académicas, lo cual motivó el comentario de una recordada Directora de la Orquesta Infantil y Juvenil “Antonio Estévez”, según el cual otras ciudades con mayor jerarquía tenían escenarios más suntuosos, pero Calabozo contaba con un público más conocedor. Serán numerosos los calaboceños que guarden algún recuerdo de sus experiencias relacionadas con los eventos organizados y ejecutados por el Ateneo, y como sus actividades aún continúan en pleno desarrollo, esas experiencias seguirán multiplicándose.

            Desde mi visión personal podría comentar por ejemplo, que para 1982 ya yo tenía dos años cursando en el Pedagógico de Maracay la carrera de docente en Ciencias Sociales, y vivía en casa de mi tía paterna Esther, en Los Olivos Nuevos de la capital aragüeña. Entonces el gran escritor venezolano Adriano González León tenía un programa llamado Contratema, que pasaban por el extinto canal oficial TVN5, y mi tía Esther y yo acostumbrábamos mirarlo, y recuerdo que al finalizar cada edición lo comentábamos. En una oportunidad, en una visita que hice a Calabozo, caminando por la calle cinco, me encontré con una doble novedad: un cartel que anunciaba la presentación del escritor en la antigua sede de la Cámara de Comercio, en la carrera diez, entre cinco y seis, y la institución organizadora, que invitaba para el evento era un tal Ateneo de Calabozo, gracias al cual pude apreciar en persona la interesante charla de Adriano González León en mi propio “pueblo”. De vuelta en Maracay, los comentarios con mi tía Esther acerca del tema abordado por Adriano González León en esta oportunidad incluyeron al Ateneo de Calabozo y a Rubén Páez Díaz.

            En 1987, ya graduado y trabajando como profesor de secundaria en Calabozo, fui al Festival de la Música Popular y Folklórica que el Ateneo organizó ese año en el marco de las ferias de la ciudad. En una plaza de toros portátil, en medio de una multitud que copó absolutamente la capacidad de la pequeña estructura, pude apreciar el talento de muchos artistas venezolanos. Uno de los momentos más emotivos ocurrió durante la presentación de Los Tambores de Cuyagua, pues al son de la música de ese grupo de la costa aragüeña, a los presentes se nos manifestó a plenitud nuestra afro descendencia. Todos los que estaban en la arena, y muchos de los que ocupábamos el graderío nos dejamos llevar por aquel toque de tambores en una danza ancestral que no tuvo para cuando acabar.

            En esas décadas de los ochenta y los noventa funcionó en la sede del Ateneo el Taller Artesanal Artesa, que se especializó en trabajar las artes del fuego. Allí se impartieron varios talleres de formación. Quienes visitamos esos espacios pudimos compartir con quienes estaban encargados de llevar adelante las actividades del Taller. Hoy recordamos a Evalú Rivero, María Luisa Clavell, María de la Paz Silva y Héctor Valera Casamayor, destacado fotógrafo calaboceño, quien ha estudiado alfarería con el maestro Cándido Millán mediante una beca otorgada por este.

            Durante tres fines de semana del mes de junio de 2001 se realizó un taller de historia regional y local en la sede del Ateneo, institución organizadora junto a la Casa de las Letras “Andrés Bello”, dirigida entonces por Luis Alberto Crespo. Este taller fue dictado por Arístides Medina Rubio, y quienes participamos en él, una vez finalizado, decidimos formar lo que bautizamos como el Grupo de Historia Regional y Local de Calabozo, inicialmente adscrito a la Cátedra Libre “Efraín Hurtado” del Ateneo de Calabozo. Más tarde este Grupo tuvo la necesidad de obtener personalidad jurídica propia a fin de optar por los recursos del Ministerio de la Cultura que se requerían para cubrir los gastos ocasionados por algunos Encuentros de Cronistas e Historiadores de Venezuela en Calabozo, evento que hemos organizado (el Ateneo de Calabozo y el Grupo de Historia) en nuestra ciudad ininterrumpidamente todos los años desde 2006, al principio con el apoyo de la Alcaldía, después con los mencionados recursos del Ministerio, y los últimos años mediante los aportes de varias empresas privadas de Calabozo. El Grupo de Historia Regional y Local “Efraín Hurtado”, cuya sede ha sido siempre la misma del Ateneo, merece comentarios aparte, pues ha realizado una importante labor institucional en el área de la investigación y la difusión de la historia local, siempre actuando junto al Ateneo. Ellos fueron los proponente iniciales para la creación de la Escuela de Historia de la Universidad “Rómulo Gallegos”; también la organización año tras año de los mencionados Encuentros de Cronistas e Historiadores, entre otras muchas acciones.

            A partir del año 2019 en el Ateneo de Calabozo se reúne semanalmente la “Tertulia de los Viernes”. Allí coincidimos varios amigos con el interés de tratar temas relacionados con la literatura, poesía, narrativa, ensayo, y temas afines. Las reuniones del Grupo de Historia y de la Tertulia de los Viernes han experimentado una prolongada pausa, motivada a la pandemia que nos ha aquejado durante los últimos dos años. En el seno de la Tertulia de los Viernes se formó una iniciativa dirigida a ayudar al Ateneo de Calabozo a superar sus carencias pecuniarias, y con ello afrontar parte de los costos que ocasionan sus actividades culturales. Los autores de tal idea fueron los jóvenes Wilfredo Villavicencio hijo y Luis Viso hijo, quienes han organizado y realizado una serie de eventos musicales realizados los últimos viernes de cada mes, y la han denominado “Una Mano para el Ateneo”. La última se realizó el viernes 31 de enero de 2020, y desde entonces se han suspendido por el mismo motivo de la pandemia. En los actuales momentos ya se han iniciado las conversaciones para recomenzar con estas actividades. En el ínterin el Grupo de Historia Regional y Local “Efraín Hurtado” y el Ateneo de Calabozo han organizado las ediciones XIV, XV, y esta que corresponde a la número dieciséis, de los Encuentros de Cronistas e Historiadores de Venezuela en Calabozo, correspondientes a los años 2020, 2021 y 2022, pero a distancia. En los próximos años continuarán efectuándose estos Encuentros, así como las reuniones del Grupo de Historia, las Tertulias de los Viernes, las actividades del Centro de Documentación “Efraín Hurtado”, y los eventos musicales “Una Mano para el Ateneo”, porque el Ateneo ya forma parte de la Historia de Calabozo, y como se sabe la Historia no es un asunto del pasado, sino una materia que corresponde a la reflexión y a la acción de la gente del presente, gente que planifica y trabaja siempre por la consecución de un futuro mejor.

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