miércoles, 30 de noviembre de 2022

EL ESTADO Y LA CULTURA (Notas para un debate permanente), Rubén Páez Díaz

 

EL ESTADO Y LA CULTURA

(Notas para un debate permanente)

Rubén Páez  Díaz

                El hombre, desde el primer momento de su accionar en la faz de la tierra, ha manifestado su interés y angustia existencial a través de la pintura -ejemplo lo constituyen las pinturas rupestres- de la música, la danza, y cuando desarrolla la escritura, a través de la poesía y la narrativa, convirtiéndose estas manifestaciones en condición inmanente e indisoluble de su naturaleza. Sus luchas a lo largo del tiempo han sido por la afirmación y defensa de ese derecho inalienable.

            El desarrollo organizativo de la sociedad hasta llegar a la estructura de los estados modernos, y el crecimiento y extensión de ella, ha conducido a que delineen normas generales para la organización, estímulo, desarrollo y defensa de esas manifestaciones culturales,  a la larga convertidas en definidoras del perfil histórico e identificador de los pueblos.

            En el caso que nos ocupa, y atendiendo a la brevedad del espacio de que disponemos para esta nota en la Revista, nos vamos a referir, por una parte, a la normativa constitucional del país, tomando como referencia las constituciones de 1961 y 1999 en el tratamiento del tema de la cultura y cuales han sido los avances en ese sentido, y por la otra cómo ha sido el comportamiento del Estado a través de sus diferentes gobiernos ante la ejecución y realización material de los principios consagrados en esa normativa.

            La Constitución Nacional (CN) de 1961 fue muy escueta en cuanto a sus normas culturales, apenas si en el Capítulo IV de los Derechos Sociales, artículo 83, establece que: “El Estado fomentará la cultura en sus diversas manifestaciones y velará por la protección y conservación de la obras, objetos y monumentos de valor histórico o artístico que se encuentren en el país, y procurará que ellos sirvan al fomento de la educación”.

            En la Constitución Nacional (CN) de 1999 el Constituyente destina los artículos 98, 99 y 100 al tratamiento del tema cultural, en tres largas redacciones imposible de reproducir aquí, pero que comienzan con una declaración principista que dice: “La creación cultural es libre”, afirmación que no se duda al entender la inmanencia de ella en la vida del hombre como afirmamos al principio; continúa luego, en los artículos citados con afirmaciones como las que el Estado reconocerá y protegerá, fomentará y garantizará, protegerá y preservará, múltiples actividades de la vida cultural, pero con una redacción distanciada de la técnica legislativa que recomienda la brevedad, y que tratándose de normas constitucionales no debieron invadir el ámbito de las leyes especiales y ordinarias encargadas de reglamentar las normas constitucionales. Comparando los  textos de ambas CN 61 y 99, no hay diferencias entre una y otra si analizamos los verbos que determinan la acción del Estado en esta materia.

            Vayamos ahora a considerar cómo  ha sido el comportamiento del Estado en relación al hecho cultural comparándolo con “el deber ser” señalado en los dos textos constitucionales. A lo largo de la vigencia de la CN 61, en Venezuela se vivió un extraordinario auge de la actividad cultural y a la proliferación de organizaciones privadas dedicadas al fomento de esas actividades, se desarrolló una intensa actividad teatral con la aparición de múltiples salas de teatro, excelentes montajes por parte de los creadores venezolanos, se instituyó y realizó con notable éxito durante muchos años el Festival Internacional de Teatro de Caracas promovido por el grupo Rajatablas del Ateneo de Caracas, se creó la Editorial Monte Ávila, la Editorial Ayacucho encargada de editar lo más significativo del pensamiento sociopolítico del continente, se realizaron importantes y regulares conciertos de la Orquesta Sinfónica Venezuela, de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, de la Orquesta Filarmónica Nacional, se creó la agrupación musical Solistas de Venezuela de gran importancia para el Ateneo de Calabozo, y se produjo el singularísimo hecho, por su trascendencia e importancia, de la creación del Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Infantiles y Juveniles de Venezuela. En el campo de las artes plásticas se crearon numerosos museos que mantenían una constante actividad de exposiciones de artistas nacionales y extranjeros, vale la pena mencionar a manera de ejemplos al Museo de Bellas Artes y al Museo de Arte Contemporáneo de Caracas que se le dio el nombre de su fundadora, la promotora cultural Sofía Imber. Se promovieron las Giras Nacionales de la Presidencia de la República conforme a las cuales un denso sector del pueblo de Venezuela disfrutó y conoció a los más destacados artistas nacionales, bien vale la pena mencionar algunos nombres para apreciar su dimensión: las sopranos Fedora Alemán, Cecilia Núñez y Violeta Alemán, la mezzo soprano Morella Muñoz, Alirio Díaz, Ignacio “Indio” Figueredo, la arpista clásica Cecilia de Majo, Hernán Gamboa y muchos otros más. Se creó el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes INCIBA, sustituido varios años después por el Consejo Nacional de la Cultura CONAC a través del cual se inició una política de subsidios al sector cultural democratizando los  recursos económicos destinados por el Estado para el sector. Se estimuló la creación de múltiples instituciones privadas orientadas hacia la cultura en donde podemos citar los ateneos que se crearon a lo largo y ancho de Venezuela llegando a afiliar la Federación de Ateneos de Venezuela a más de ochenta miembros, entre otros, el de Calabozo fundado el 16 de abril de 1982. Vale la pena citar como síntesis de todo lo dicho, la aparición de cinco hitos que marcan un antes y un después en el mundo de la música instrumental, vocal, de proyección e investigación, nos referimos al Quinteto Contrapunto en la expresión coral, Un Solo Pueblo,  el grupo Luango y Serenata Guayanesa en proyección e investigación, y El Cuarteto en la recreación de la música venezolana de todos los tiempos y lugares; después de ellos proliferaron en todo el país grupos de esa naturaleza. Muchas otras actividades aparecieron o se desarrollaron en esos años.

            Es importante destacar que muchos de esos programas pudieron convertirse en la base para estructurar una amplia política cultural por parte del Estado, pero que el negativo signo que ha marcado a los diferentes gobiernos que se han sucedido como es el de la falta de continuidad, no lo permitió ni lo ha permitido, por muy buena que hubiera sido la experiencia; ¿el egoísmo pudo ser?, ¿el celo político porque lo hizo el otro? Vicios como esos, que impiden tener una visión de futuro acerca de las políticas del Estado en la materia, este comportamiento ha sido uno de los más grandes errores en que ha incurrido la democracia como ensayo político en el país. La situación se agrava más cuando los factores exógenos que determinan las políticas del Estado, en cualquier actividad, vienen marcados por un signo ideologizante.

            En cuanto a Calabozo se refiere el análisis no lo podemos hacer sino desde la experiencia como promotores culturales desde hace más de 46 años, primero, como integrante de la Junta Directiva de la Casa de la Cultura Francisco Lazo Martí, cuando dependía del Concejo Municipal, y posteriormente, desde hace 40 años, desde el Ateneo de Calabozo. Ambas experiencias sirven para ejemplificar lo que hemos dicho en líneas anteriores. En la Casa de la Cultura Francisco Lazo Martí se venía desarrollando desde 1974 un importante programa de actividades que conformaban la pintura, la música, el ajedrez, la lectura, se impulsó ante el Ministerio de Relaciones Interiores de la República la petición para que la casa natal de Francisco Lazo Martí se declarara Monumento Histórico Nacional, lo cual se logró en 1976, se creó el Salón de Lectura “Efraín Hurtado” (Antecedente del Centro de Documentación del Ateneo de Calabozo que sigue llevando su nombre), y se inició el Concurso de Cuentos Daniel Mendoza y se creó el de poesía Francisco Lazo Martí, ambos de gran proyección nacional. Hasta aquí lo positivo porque en 1980 el gobierno regional ordenó el cierre de las actividades de la Casa de la Cultura, para mudar para allá el Ciclo Básico Rafael Loreto Loreto. Este hecho estimuló la creación del Comité de Defensa de la Casa de la Cultura que continuó algunas actividades, entre otras atender las Giras Nacionales que promovía la Presidencia de la República diseñadas para las capitales de los estados, que por la desidia de sus funcionarios de cultura no las atendieron. Se creó en abril de 1982 el Ateneo de Calabozo y desde esta institución se impulsó la restauración de la Casa Natal de Francisco Lazo Martí, se rescataron los concursos literarios realizados por la Casa de la Cultura, frustrados por las razones antes explicadas, y se convirtieron en Bienal Literaria que alcanzó un total de doce ediciones con gran éxito de participación de narradores y poetas de todo el país y del extranjero, dándole a Calabozo una gran proyección en el mundo de las letras y de la cultura en general. Se impulsó y creó la Escuela de Música Antonio Estévez, la cual, para su materialización, se asimiló al Sistema Nacional de Orquestas infantiles y Juveniles con el mismo nombre, se adscribió a la Cátedra Libre Efraín Hurtado del Ateneo al Grupo de Historia Regional y Local “Efraín Hurtado” de Calabozo recién creado. En fin, conferencias, exposiciones, foros, conciertos de cámara, foros con los candidatos a alcalde en diferentes elecciones para que expusieran sus programas de gobierno, y para terminar, debemos señalar la convocatoria a múltiples sectores de la comunidad a la gran asamblea convocada conjuntamente con el Grupo de Historia Regional y Local “Efraín Hurtado” de Calabozo que dio como producto el documento La Propuesta de Calabozo que comprendía dos aspectos fundamentales para la vida de la ciudad, como eran la creación de la Escuela de Historia y el rescate de la cuenca del río Guárico; esta propuesta fue presentada a la Universidad Rómulo Gallegos y de las dos se logró la primera.

En este tiempo sucedió como con la Casa de la Cultura, se produjeron hechos que desdicen de la obligación del Estado para estimular y promover, como dice la norma constitucional, las actividades culturales, en 2007 se le retiró al Ateneo el subsidio que recibía a través del Ministerio de la Cultura, lo que impidió la convocatoria de la Bienal Literaria y demás actividades culturales, al Grupo de Historia, que se le dio personalidad jurídica a  fin de acceder al subsidio del Ministerio de Cultura, también se le retiró dos años después, con ese subsidio el Grupo comenzó a realizar una importante actividad como es el anual Encuentro de Cronistas e Historiadores de Venezuela en Calabozo, al suspendérsele tuvo que recurrir, conjuntamente al Ateneo, al aporte privado, hasta hoy ha realizado un total de XV Encuentros, este es el XVI, los tres últimos por vía virtual por la pandemia.

Sirvan estas breves notas como estímulo para un debate constructivo y de altura, atendiendo a los valores trascendentes de la cultura.

 

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