EL ESTADO Y LA CULTURA
(Notas para un debate permanente)
Rubén Páez Díaz
El
hombre, desde el primer momento de su accionar en la faz de la tierra, ha
manifestado su interés y angustia existencial a través de la pintura -ejemplo
lo constituyen las pinturas rupestres- de la música, la danza, y cuando
desarrolla la escritura, a través de la poesía y la narrativa, convirtiéndose
estas manifestaciones en condición inmanente e indisoluble de su naturaleza.
Sus luchas a lo largo del tiempo han sido por la afirmación y defensa de ese
derecho inalienable.
El desarrollo organizativo de la sociedad hasta llegar a
la estructura de los estados modernos, y el crecimiento y extensión de ella, ha
conducido a que delineen normas generales para la organización, estímulo,
desarrollo y defensa de esas manifestaciones culturales, a la larga convertidas en definidoras del
perfil histórico e identificador de los pueblos.
En el caso que nos ocupa, y atendiendo a la brevedad del
espacio de que disponemos para esta nota en la Revista, nos vamos a referir,
por una parte, a la normativa constitucional del país, tomando como referencia
las constituciones de 1961 y 1999 en el tratamiento del tema de la cultura y
cuales han sido los avances en ese sentido, y por la otra cómo ha sido el
comportamiento del Estado a través de sus diferentes gobiernos ante la
ejecución y realización material de los principios consagrados en esa
normativa.
La Constitución Nacional (CN) de 1961 fue muy escueta en
cuanto a sus normas culturales, apenas si en el Capítulo IV de los Derechos
Sociales, artículo 83, establece que: “El Estado fomentará la cultura en sus diversas manifestaciones y velará por la protección y conservación de la obras, objetos y
monumentos de valor histórico o artístico que se encuentren en el país, y
procurará que ellos sirvan al fomento de la educación”.
En la Constitución Nacional (CN) de 1999 el Constituyente
destina los artículos 98, 99 y 100 al tratamiento del tema cultural, en tres
largas redacciones imposible de reproducir aquí, pero que comienzan con una
declaración principista que dice: “La creación cultural es libre”, afirmación
que no se duda al entender la inmanencia de ella en la vida del hombre como
afirmamos al principio; continúa luego, en los artículos citados con
afirmaciones como las que el Estado reconocerá y protegerá, fomentará y
garantizará, protegerá y preservará, múltiples actividades de la vida cultural,
pero con una redacción distanciada de la técnica legislativa que recomienda la
brevedad, y que tratándose de normas constitucionales no debieron invadir el
ámbito de las leyes especiales y ordinarias encargadas de reglamentar las
normas constitucionales. Comparando los
textos de ambas CN 61 y 99, no hay diferencias entre una y otra si
analizamos los verbos que determinan la acción del Estado en esta materia.
Vayamos ahora a considerar cómo ha sido el comportamiento del Estado en
relación al hecho cultural comparándolo con “el deber ser” señalado en los dos
textos constitucionales. A lo largo de la vigencia de la CN 61, en Venezuela se
vivió un extraordinario auge de la actividad cultural y a la proliferación de
organizaciones privadas dedicadas al fomento de esas actividades, se desarrolló
una intensa actividad teatral con la aparición de múltiples salas de teatro,
excelentes montajes por parte de los creadores venezolanos, se instituyó y
realizó con notable éxito durante muchos años el Festival Internacional de
Teatro de Caracas promovido por el grupo Rajatablas del Ateneo de Caracas, se
creó la Editorial Monte Ávila, la Editorial Ayacucho encargada de editar lo más
significativo del pensamiento sociopolítico del continente, se realizaron
importantes y regulares conciertos de la Orquesta Sinfónica Venezuela, de la
Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, de la Orquesta Filarmónica Nacional,
se creó la agrupación musical Solistas de Venezuela de gran importancia para el
Ateneo de Calabozo, y se produjo el singularísimo hecho, por su trascendencia e
importancia, de la creación del Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas
Infantiles y Juveniles de Venezuela. En el campo de las artes plásticas se
crearon numerosos museos que mantenían una constante actividad de exposiciones
de artistas nacionales y extranjeros, vale la pena mencionar a manera de
ejemplos al Museo de Bellas Artes y al Museo de Arte Contemporáneo de Caracas
que se le dio el nombre de su fundadora, la promotora cultural Sofía Imber. Se
promovieron las Giras Nacionales de la Presidencia de la República conforme a
las cuales un denso sector del pueblo de Venezuela disfrutó y conoció a los más
destacados artistas nacionales, bien vale la pena mencionar algunos nombres
para apreciar su dimensión: las sopranos Fedora Alemán, Cecilia Núñez y Violeta
Alemán, la mezzo soprano Morella Muñoz, Alirio Díaz, Ignacio “Indio” Figueredo,
la arpista clásica Cecilia de Majo, Hernán Gamboa y muchos otros más. Se creó
el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes INCIBA, sustituido varios años
después por el Consejo Nacional de la Cultura CONAC a través del cual se inició
una política de subsidios al sector cultural democratizando los recursos económicos destinados por el Estado
para el sector. Se estimuló la creación de múltiples instituciones privadas
orientadas hacia la cultura en donde podemos citar los ateneos que se crearon a
lo largo y ancho de Venezuela llegando a afiliar la Federación de Ateneos de
Venezuela a más de ochenta miembros, entre otros, el de Calabozo fundado el 16
de abril de 1982. Vale la pena citar como síntesis de todo lo dicho, la
aparición de cinco hitos que marcan un antes y un después en el mundo de la
música instrumental, vocal, de proyección e investigación, nos referimos al
Quinteto Contrapunto en la expresión coral, Un Solo Pueblo, el grupo Luango y Serenata Guayanesa en
proyección e investigación, y El Cuarteto en la recreación de la música
venezolana de todos los tiempos y lugares; después de ellos proliferaron en
todo el país grupos de esa naturaleza. Muchas otras actividades aparecieron o
se desarrollaron en esos años.
Es importante destacar que muchos de esos programas
pudieron convertirse en la base para estructurar una amplia política cultural
por parte del Estado, pero que el negativo signo que ha marcado a los
diferentes gobiernos que se han sucedido como es el de la falta de continuidad,
no lo permitió ni lo ha permitido, por muy buena que hubiera sido la
experiencia; ¿el egoísmo pudo ser?, ¿el celo político porque lo hizo el otro?
Vicios como esos, que impiden tener una visión de futuro acerca de las
políticas del Estado en la materia, este comportamiento ha sido uno de los más
grandes errores en que ha incurrido la democracia como ensayo político en el
país. La situación se agrava más cuando los factores exógenos que determinan
las políticas del Estado, en cualquier actividad, vienen marcados por un signo
ideologizante.
En cuanto a Calabozo se refiere el análisis no lo podemos
hacer sino desde la experiencia como promotores culturales desde hace más de 46
años, primero, como integrante de la Junta Directiva de la Casa de la Cultura
Francisco Lazo Martí, cuando dependía del Concejo Municipal, y posteriormente,
desde hace 40 años, desde el Ateneo de Calabozo. Ambas experiencias sirven para
ejemplificar lo que hemos dicho en líneas anteriores. En la Casa de la Cultura
Francisco Lazo Martí se venía desarrollando desde 1974 un importante programa
de actividades que conformaban la pintura, la música, el ajedrez, la lectura,
se impulsó ante el Ministerio de Relaciones Interiores de la República la
petición para que la casa natal de Francisco Lazo Martí se declarara Monumento
Histórico Nacional, lo cual se logró en 1976, se creó el Salón de Lectura
“Efraín Hurtado” (Antecedente del Centro de Documentación del Ateneo de
Calabozo que sigue llevando su nombre), y se inició el Concurso de Cuentos
Daniel Mendoza y se creó el de poesía Francisco Lazo Martí, ambos de gran
proyección nacional. Hasta aquí lo positivo porque en 1980 el gobierno regional
ordenó el cierre de las actividades de la Casa de la Cultura, para mudar para
allá el Ciclo Básico Rafael Loreto Loreto. Este hecho estimuló la creación del
Comité de Defensa de la Casa de la Cultura que continuó algunas actividades,
entre otras atender las Giras Nacionales que promovía la Presidencia de la
República diseñadas para las capitales de los estados, que por la desidia de
sus funcionarios de cultura no las atendieron. Se creó en abril de 1982 el
Ateneo de Calabozo y desde esta institución se impulsó la restauración de la
Casa Natal de Francisco Lazo Martí, se rescataron los concursos literarios
realizados por la Casa de la Cultura, frustrados por las razones antes
explicadas, y se convirtieron en Bienal Literaria que alcanzó un total de doce
ediciones con gran éxito de participación de narradores y poetas de todo el
país y del extranjero, dándole a Calabozo una gran proyección en el mundo de
las letras y de la cultura en general. Se impulsó y creó la Escuela de Música
Antonio Estévez, la cual, para su materialización, se asimiló al Sistema
Nacional de Orquestas infantiles y Juveniles con el mismo nombre, se adscribió
a la Cátedra Libre Efraín Hurtado del Ateneo al Grupo de Historia Regional y
Local “Efraín Hurtado” de Calabozo recién creado. En fin, conferencias,
exposiciones, foros, conciertos de cámara, foros con los candidatos a alcalde
en diferentes elecciones para que expusieran sus programas de gobierno, y para
terminar, debemos señalar la convocatoria a múltiples sectores de la comunidad
a la gran asamblea convocada conjuntamente con el Grupo de Historia Regional y
Local “Efraín Hurtado” de Calabozo que dio como producto el documento La
Propuesta de Calabozo que comprendía dos aspectos fundamentales para la vida de
la ciudad, como eran la creación de la Escuela de Historia y el rescate de la
cuenca del río Guárico; esta propuesta fue presentada a la Universidad Rómulo
Gallegos y de las dos se logró la primera.
En
este tiempo sucedió como con la Casa de la Cultura, se produjeron hechos que
desdicen de la obligación del Estado para estimular y promover, como dice la
norma constitucional, las actividades culturales, en 2007 se le retiró al
Ateneo el subsidio que recibía a través del Ministerio de la Cultura, lo que
impidió la convocatoria de la Bienal Literaria y demás actividades culturales,
al Grupo de Historia, que se le dio personalidad jurídica a fin de acceder al subsidio del Ministerio de
Cultura, también se le retiró dos años después, con ese subsidio el Grupo
comenzó a realizar una importante actividad como es el anual Encuentro de
Cronistas e Historiadores de Venezuela en Calabozo, al suspendérsele tuvo que
recurrir, conjuntamente al Ateneo, al aporte privado, hasta hoy ha realizado un
total de XV Encuentros, este es el XVI, los tres últimos por vía virtual por la
pandemia.
Sirvan
estas breves notas como estímulo para un debate constructivo y de altura,
atendiendo a los valores trascendentes de la cultura.
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