PONENCIA:
EL ATENEO DE CALABOZO. LA CULTURA EN CUARENTA AÑOS
AUTOR:
Ubaldo Ruiz
EL ATENEO DE CALABOZO.
LA CULTURA EN CUARENTA AÑOS
El
nacimiento del Ateneo de Calabozo el 16 de abril de 1982, hace ya cuarenta
años, constituyó la culminación de un proceso que se inició en 1980 con motivo
del cierre arbitrario de la Casa de la Cultura “Francisco Lazo Martí”, por
parte del gobierno de turno, con la excusa de ubicar en este recinto al Ciclo
Básico Común “Rafael Loreto Loreto” (Actualmente, Escuela Técnica Comercial, ubicada
en la Misión de Arriba), cuyo local había colapsado en aquellos tiempos.
Inmediatamente fue organizado entre las personas ligadas al medio cultural de
Calabozo, un “Comité de Defensa de la Casa de la Cultura”, el cual se dedicó
durante cierto tiempo al trabajo por continuar enalteciendo la labor cultural,
al tiempo que denunciaba el atropello que había sufrido la mencionada
institución.
Entre
las actividades de dicho Comité estuvo el establecimiento de diversos contactos
con muchas personalidades e instituciones culturales de otros ámbitos
geográficos, especialmente de la ciudad de Caracas. Entre esos contactos
destacó el que mantuvieron con la agrupación musical “Solistas de Venezuela”,
cuyo Director, Luis Morales Vance, además de ofrecerse a colaborar con este
grupo de calaboceños que buscaban mantener viva la actividad cultural en
nuestra ciudad, constituyó factor importante para la creación del Ateneo, pues
sus palabras se convirtieron en estímulo para iniciar las actividades que
dieron como resultado su establecimiento.
Como
consecuencia de todo ello, un grupo significativo de calaboceños suscribió el
acta constitutiva del Ateneo de Calabozo ante el Registro Subalterno de la
ciudad, el 16 de abril de 1982, y en un acto celebrado en la sede local del
Colegio de Abogados de Venezuela. El siguiente 25 de junio se juramentó la
primera Junta Directiva del Ateneo en el Salón del Trono del Palacio Episcopal,
gracias a la colaboración de Monseñor Helímenas Rojo Paredes, entonces Obispo
de la Diócesis de Calabozo, y uno de los miembros fundadores. Entre los
integrantes de esa primera Junta Directiva estaban Rubén Páez Díaz, José
Antonio Silva, Vilma Ponte de Hernández, Juan Vicente Cardozo, Abelarda Viso de
Venturini, y Raúl Vargas Arocha. La juramentación la tomó la Presidenta de la
Federación de Ateneos de Venezuela, Ilia Rivas de Pacheco, en presencia del
Ministro de la Cultura, poeta Luis Pastori, del Director del Diario El
Nacional, José Ramón Medina, del eminente científico y conservacionista,
creador de la Estación Biológica de los Llanos, Francisco Tamayo, y del
escritor y diplomático, Eduardo Casanova Sucre.
El
Ateneo de Calabozo en estos cuarenta años ha desarrollado una amplia actividad
cultural, comenzando con las giras nacionales que la Presidencia de la
República ejecutaba en esos años iniciales de la década de los ochenta, con la
participación de los más destacados artistas nacionales, los cuales actuaron en
diferentes escenarios de Calabozo, como el “Grupo América” y el Teatro “Lazo
Martí”. Esas giras estaban planificadas para presentar a los artistas en las
capitales de los estados, pero en el Guárico, gracias a la actividad de quienes
para ese momento trabajaban por establecer el Ateneo, se logró que se
presentaran en Calabozo.
Una
vez juramentada la Junta Directiva, y a través de los contactos previamente
adquiridos, se presentó en Calabozo la “Cantata Escénica Berruecos”, que tenía
montada la mencionada agrupación musical “Solistas de Venezuela”, como homenaje
al Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. La presentación de dicha obra en
nuestra ciudad contó con la participación de afamados actores venezolanos, como
Gustavo Rodríguez y Rafael Briceño. De allí en adelante se multiplicaron las
actividades del Ateneo, y fueron innumerables las expresiones de la cultura
popular que de su mano pudimos compartir los calaboceños.
Una
vez establecido el Ateneo de Calabozo en 1982, se suscribió un convenio con la
agrupación musical “Solistas de Venezuela” que se denominó “Música para
aprender”, destinado a los niños de las escuelas de Calabozo, quienes tuvieron
la oportunidad de aprender a conocer, y a tocar varios instrumentos musicales.
De allí surgió la idea de crear en nuestra ciudad una escuela de música, la
cual, con la colaboración de personalidades como Gustavo Henríquez, Rafael
Salazar, Luis Morales Bance, José Antonio y Telésforo Naranjo y Raúl y Miguel
Delgado Estévez, se concretó en 1986, en la conformación de una sociedad civil
que creó la Escuela de Música Antonio Estévez. Ante la dificultad que implicaba
la materialización de una obra de esta envergadura en nuestro medio, carente
para entonces de maestros y de recursos suficientes, se optó entonces por
atender a la propuesta del Director de Artes Auditivas del CONAC, Pedro Álvarez
Ibarra, que consistió en incorporar el mencionado proyecto a la Fundación
Nacional de Orquestas Sinfónicas Infantiles y Juveniles de Venezuela, que
dirigía el maestro José Antonio Abreu. Ese fue el nacimiento de la Fundación
Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil Antonio Estévez de Calabozo. Esta
Orquesta, que sirvió de apoyo para la extensión del Sistema de Orquestas hacia
las demás localidades del Estado Guárico, tuvo como sede primigenia, y durante
dos años al Ateneo de Calabozo, institución promotora de su creación.
A
partir de 1984 el Ateneo de Calabozo emprende las acciones para rescatar la
casa natal del poeta Lazo Martí que entonces se encontraba en estado de
abandono, a pesar de que la Nación la había adquirido desde 1981, atendiendo
quizá a su declaración en 1976 como Monumento Histórico Nacional. El mencionado
año de 1984, aniversario 75 de la muerte del “poeta de la llanura”, el Ateneo
logró que el Concejo Municipal y CORPOLLANOS celebraran una Sesión Solemne,
cuyo orador de orden fue el reconocido semiólogo apureño Manuel Bermúdez. Ese
día, en medio de las ruinas, y mediante sus palabras, de acuerdo a lo expresado
por el Dr. Rubén Páez Díaz, alma y motor del Ateneo, “florecieron los jazmines
y maduraron los anones”. También ese día se logró el inicio de las gestiones
para la reconstrucción de la casa, y de las acciones para lograr convertirla en
sede del Ateneo. Eso gracias a la presencia en el referido acto de dos
personajes invitados al efecto por los ateneístas, el Dr. Rafael Armando Rojas,
presidente de la Junta Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y
Artístico de la Nación, y del arquitecto Nogard, de la Dirección de Patrimonio
del CONAC. Después de muchas vicisitudes se materializaron ambos objetivos.
Uno
de los grandes logros del Ateneo en estos cuarenta años fue el rescate de los
concursos literarios que se habían perdido con el cierre de la Casa de la
Cultura, el de poesía “Francisco Lazo Martí”, y el de narrativa “Daniel
Mendoza”. Mediante un convenio con CORPOLLANOS se pudo convocarlos de nuevo
mediante la figura de Bienal Literaria. Ello permitió que por nuestra ciudad
desfilaran los más connotados representantes de las letras venezolanas, quienes
como Jurado, o como participantes, se dieron cita en Calabozo, que por ello quedó
convertida así en centro importante de la actividad literaria de Venezuela durante
los años que se mantuvo vigente la Bienal Literaria de nuestro Ateneo.
El
Ateneo de Calabozo también impulsó la actividad musical de la mano del profesor
Oswaldo Arveláez; fueron numerosos los jóvenes que aprendieron a ejecutar con
maestría los instrumentos de cuerda de la mano de este excepcional docente y
músico. Igualmente la actividad cultural tuvo su espacio en el Ateneo a través
de la creación y actividad de la Coral del Ateneo de Calabozo, dirigida por la
profesora María Contreras, la cual a la larga se convirtió en Cantoría Antonio
Estévez, base para la constitución del Coro de Conciertos de la Orquesta
Antonio Estévez.
Mención
aparte merece la celebración desde 1982 del recordado Festival de Música
Popular y Folklórica del Ateneo de Calabozo, el cual surgió ese año mediante
convenio suscrito con la Federación Nacional de la Cultura Popular y su
director, Rafael Salazar. Los primeros eventos se celebraron en el Polideportivo
de Calabozo, y los demás, hasta completar ocho ediciones, se realizaron en el
marco de las Ferias de Calabozo. Por ese Festival desfilaron artistas locales
como Adelio Estrada, Domingo Loreto, Crisálida Montero y los Joroperitos de
Guardatrinajas, y nacionales de la talla de Morella Muñoz, Simón Díaz, Eduardo
Serrano, Un Solo Pueblo, los Tambores de Cuyagua, Grupo Luango, Grupo Cántaro,
Pedro León Zapata, Luis Britto García, y Rafael Salazar, entre otros. Estos
festivales cumplieron un ciclo, el cual culminó con la celebración de una serie
de talleres de construcción y ejecución de instrumentos de percusión, dirigidos
por Carlos Cañas y Omar Vielma, y consecuencialmente, la formación de los
grupos musicales Tinajón y Siembra.
Gracias
a la labor del Ateneo de Calabozo, la gente de nuestra ciudad tuvo la
oportunidad de compartir con personalidades e instituciones de la talla de
Zhandra Rodríguez, Alirio Díaz, Francisco Herrera Luque, Miquel Izard, José
León Tapia, Adriano González León, Luis Alberto Crespo, Antonio López Ortega,
Francisco Pérez Perdomo, El Cuarteto, el Ballet Nuevo Mundo, además de los ya
nombrados en estas líneas.
La
importante labor desplegada por el Ateneo de Calabozo en el área de la cultura
durante estos cuarenta años ha contribuido a formar en nuestra ciudad un
público capaz de conocer y valorar las más variadas expresiones artísticas,
tanto populares como académicas, lo cual motivó el comentario de una recordada
Directora de la Orquesta Infantil y Juvenil “Antonio Estévez”, según el cual
otras ciudades con mayor jerarquía tenían escenarios más suntuosos, pero
Calabozo contaba con un público más conocedor. Serán numerosos los calaboceños
que guarden algún recuerdo de sus experiencias relacionadas con los eventos
organizados y ejecutados por el Ateneo, y como sus actividades aún continúan en
pleno desarrollo, esas experiencias seguirán multiplicándose.
Desde
mi visión personal podría comentar por ejemplo, que para 1982 ya yo tenía dos
años cursando en el Pedagógico de Maracay la carrera de docente en Ciencias
Sociales, y vivía en casa de mi tía paterna Esther, en Los Olivos Nuevos de la
capital aragüeña. Entonces el gran escritor venezolano Adriano González León
tenía un programa llamado Contratema, que pasaban por el extinto canal oficial
TVN5, y mi tía Esther y yo acostumbrábamos mirarlo, y recuerdo que al finalizar
cada edición lo comentábamos. En una oportunidad, en una visita que hice a
Calabozo, caminando por la calle cinco, me encontré con una doble novedad: un
cartel que anunciaba la presentación del escritor en la antigua sede de la
Cámara de Comercio, en la carrera diez, entre cinco y seis, y la institución
organizadora, que invitaba para el evento era un tal Ateneo de Calabozo,
gracias al cual pude apreciar en persona la interesante charla de Adriano
González León en mi propio “pueblo”. De vuelta en Maracay, los comentarios con
mi tía Esther acerca del tema abordado por Adriano González León en esta
oportunidad incluyeron al Ateneo de Calabozo y a Rubén Páez Díaz.
En
1987, ya graduado y trabajando como profesor de secundaria en Calabozo, fui al
Festival de la Música Popular y Folklórica que el Ateneo organizó ese año en el
marco de las ferias de la ciudad. En una plaza de toros portátil, en medio de
una multitud que copó absolutamente la capacidad de la pequeña estructura, pude
apreciar el talento de muchos artistas venezolanos. Uno de los momentos más
emotivos ocurrió durante la presentación de Los Tambores de Cuyagua, pues al
son de la música de ese grupo de la costa aragüeña, a los presentes se nos
manifestó a plenitud nuestra afro descendencia. Todos los que estaban en la
arena, y muchos de los que ocupábamos el graderío nos dejamos llevar por aquel
toque de tambores en una danza ancestral que no tuvo para cuando acabar.
En
esas décadas de los ochenta y los noventa funcionó en la sede del Ateneo el
Taller Artesanal Artesa, que se especializó en trabajar las artes del fuego.
Allí se impartieron varios talleres de formación. Quienes visitamos esos
espacios pudimos compartir con quienes estaban encargados de llevar adelante
las actividades del Taller. Hoy recordamos a Evalú Rivero, María Luisa Clavell,
María de la Paz Silva y Héctor Valera Casamayor, destacado fotógrafo
calaboceño, quien ha estudiado alfarería con el maestro Cándido Millán mediante
una beca otorgada por este.
Durante
tres fines de semana del mes de junio de 2001 se realizó un taller de historia
regional y local en la sede del Ateneo, institución organizadora junto a la
Casa de las Letras “Andrés Bello”, dirigida entonces por Luis Alberto Crespo.
Este taller fue dictado por Arístides Medina Rubio, y quienes participamos en
él, una vez finalizado, decidimos formar lo que bautizamos como el Grupo de
Historia Regional y Local de Calabozo, inicialmente adscrito a la Cátedra Libre
“Efraín Hurtado” del Ateneo de Calabozo. Más tarde este Grupo tuvo la necesidad
de obtener personalidad jurídica propia a fin de optar por los recursos del
Ministerio de la Cultura que se requerían para cubrir los gastos ocasionados
por algunos Encuentros de Cronistas e Historiadores de Venezuela en Calabozo,
evento que hemos organizado (el Ateneo de Calabozo y el Grupo de Historia) en
nuestra ciudad ininterrumpidamente todos los años desde 2006, al principio con
el apoyo de la Alcaldía, después con los mencionados recursos del Ministerio, y
los últimos años mediante los aportes de varias empresas privadas de Calabozo.
El Grupo de Historia Regional y Local “Efraín Hurtado”, cuya sede ha sido
siempre la misma del Ateneo, merece comentarios aparte, pues ha realizado una
importante labor institucional en el área de la investigación y la difusión de
la historia local, siempre actuando junto al Ateneo. Ellos fueron los
proponente iniciales para la creación de la Escuela de Historia de la Universidad
“Rómulo Gallegos”; también la organización año tras año de los mencionados
Encuentros de Cronistas e Historiadores, entre otras muchas acciones.
A
partir del año 2019 en el Ateneo de Calabozo se reúne semanalmente la “Tertulia
de los Viernes”. Allí coincidimos varios amigos con el interés de tratar temas
relacionados con la literatura, poesía, narrativa, ensayo, y temas afines. Las
reuniones del Grupo de Historia y de la Tertulia de los Viernes han
experimentado una prolongada pausa, motivada a la pandemia que nos ha aquejado
durante los últimos dos años. En el seno de la Tertulia de los Viernes se formó
una iniciativa dirigida a ayudar al Ateneo de Calabozo a superar sus carencias
pecuniarias, y con ello afrontar parte de los costos que ocasionan sus
actividades culturales. Los autores de tal idea fueron los jóvenes Wilfredo
Villavicencio hijo y Luis Viso hijo, quienes han organizado y realizado una
serie de eventos musicales realizados los últimos viernes de cada mes, y la han
denominado “Una Mano para el Ateneo”. La última se realizó el viernes 31 de
enero de 2020, y desde entonces se han suspendido por el mismo motivo de la
pandemia. En los actuales momentos ya se han iniciado las conversaciones para
recomenzar con estas actividades. En el ínterin el Grupo de Historia Regional y
Local “Efraín Hurtado” y el Ateneo de Calabozo han organizado las ediciones
XIV, XV, y esta que corresponde a la número dieciséis, de los Encuentros de
Cronistas e Historiadores de Venezuela en Calabozo, correspondientes a los años
2020, 2021 y 2022, pero a distancia. En los próximos años continuarán
efectuándose estos Encuentros, así como las reuniones del Grupo de Historia,
las Tertulias de los Viernes, las actividades del Centro de Documentación
“Efraín Hurtado”, y los eventos musicales “Una Mano para el Ateneo”, porque el
Ateneo ya forma parte de la Historia de Calabozo, y como se sabe la Historia no
es un asunto del pasado, sino una materia que corresponde a la reflexión y a la
acción de la gente del presente, gente que planifica y trabaja siempre por la
consecución de un futuro mejor.
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