viernes, 30 de septiembre de 2022

DON OSWALDO ARVELÁEZ PATRIMONIO VIVIENTE, GLADYS VÁZQUEZ DE AULAR

 

XVI ENCUENTRO DE HISTORIADORES, INVESTIGADORES Y CRONISTAS, CALABOZO 2022

                                                       AUTORA:  GLADYS VÁZQUEZ DE AULAR

DON OSWALDO ARVELÁEZ PATRIMONIO VIVIENTE

 

El  27 de septiembre de 1988 partimos de Valle de la Pascua hasta Calabozo: Fernando Aular,  nuestras hijas  María Inés, Luxmar, María Fernanda y yo,  para asistir al Primer Congreso de Literatura  Guariqueña, al cual  Fernando llevaba su ponencia “Escritores de baúl”  celebrado en la Casa de la Cultura “Francisco Lazo Martí”,  dirigida por  el señor Juan Vicente Cardozo,  allí coincidimos con escritores, poetas, promotores culturales, cronistas, entre otros,   el  profesor Adolfo Rodríguez, quien fue uno de los  organizadores, el escritor e historiador José Antonio De Armas Chitty,    el  poeta y periodista Arístides  Parra, el profesor y artista Eulalio Toledo Tovar, quien había sido profesor de Educación  Artística en el Liceo “Martín J. Sanabria”  de Valencia donde yo estudié  y quien  ha hecho varios murales en  esa ciudad donde es muy reconocido como artista y pintor, el Dr. Máximo Salazar Carchidio,   el Dr. Rubén Páez Díaz, el profesor Pedro Díaz Seijas, la profesora Aminta Díaz,  profesor Darío Laguna,  la profesora  Elisa Pineda de Belisario, la poetisa Conchita Osío, el escritor y periodista Parminio González, Arzola, los  profesores Edito Campos y Zoraida Loreto de  Camero, el cronista de El Sombrero señor Manuel Aquino, el profesor Eney Rafael Silveira y muchos más.

        Una tarde, durante uno de los recesos nos dispusimos a recorrer las salas de la Casa de la Cultura y al escuchar una agradable música que procedía de uno de los salones nos detuvimos ante su puerta, allí un músico dirigía a un grupo de jóvenes y niños que tocaban instrumentos de cuerdas: guitarra, cuatro, mandolina, bandola y violín.  El maestro nos vio y al terminar la pieza se dirigió a nosotros.  Pensábamos que nos pediría que nos retirásemos para no distraer a sus alumnos, cuando, por el contrario, nos invitó a pasar. Era un señor de tez blanca, alto, delgado, de pelo cano, de hablar pausado, vestido de liquilique  blanco, que con gracia saludó a las niñas y luego nos preguntó por nuestros lugares de procedencia. Yo le expliqué que era valenciana, nacida en la parroquia de San Blas. Y mi esposo, que era de Tucupido, pero que vivíamos desde hacía varios años en Valle de la Pascua. Él a su vez nos dijo que era nativo de Zaraza con muchos años en Calabozo, que había escuchado hablar de un músico, virtuoso violinista, llamado Vate Aular, quien vivía en Tucupido. Y mi esposo muy emocionado le dijo que ese vate Aular era su papá.    

          Esa fue la génesis de una sincera amistad, que desde ese hermoso día perdura hasta la actualidad. Era el maestro don  José Oswaldo Arveláiz.  Luego   nos ofreció brindarnos una piececita y dirigiendo a sus alumnos comenzó a tocar un vals, al principio lento y cadencioso y    luego en un giro melódico se hacía ligero y muy alegre. Después de aplaudirlo y darle las gracias, le preguntamos por el autor de la pieza y con humildad, pero con gran orgullo, nos afirmó que era de su autoría.  

Don José Oswaldo Arveláez Gil nació en Zaraza un 19 de marzo de 1934, sus padres fueron don José Antonio Arveláez    y doña Hildegarda Gil Balza. Nació en el seno de una familia musical y desde muy niño inició su aprendizaje con su propio padre, don José Antonio, quien era violinista y de su tío José Manuel Arveláez.  Su abuelo materno fue un reconocido músico.  Por un accidente sufrido en labores del campo, su padre tuvo una fractura en el brazo izquierdo, por lo que optó por abandonar la ejecución del violín.  Su padrino Sancho Toro también le impartió conocimientos musicales. Recibió instrucciones sobre violín con el músico vallepascuense don Germán Delgado, quien había organizado el conjunto German Boys con el cual  tocaba en fiestas en todos los pueblos de la región. Luego hace estudios de guitarra   con Tomás Blanco y Luis Ortega Martínez y perfecciona sus estudios musicales en Calabozo  con el profesor Régulo Rico, con quien aprende teoría musical, solfeo y estudios de armonía.  El profesor Rico fue llamado a dictar clases en esa ciudad a los músicos de la banda municipal, era de Guatire, estado Miranda y quien observando las aptitudes musicales de su alumno lo instó a  impartir docencia musical,  a la cual se dedicó con perseverancia en varias  instituciones de esta ciudad.

Don Oswaldo   se dedica a la enseñanza musical en algunos colegios, tales como: Colegio Coromoto, Nuestra Señora del Rosario, en los Ciclos Básicos Rafael Loreto y Antonio Estévez, en la Casa de la Cultura de Calabozo y en el Instituto Universitario de Tecnología de Los Llanos en su sede de Calabozo. En el Ateneo de Calabozo fue profesor de instrumentos de cuerdas. También se dedica a dictar clases particulares de música y de instrumentos.  Ha sido fundador de agrupaciones musicales como las Estudiantinas Efraín Hurtado y Rafael Loreto, el Grupo Cuerdas de Calabozo, Grupo Antonio Estévez, el Grupo Calabozo y otras agrupaciones musicales.

  Coincidimos nuevamente con él en San Juan de los Morros en las” Tomas Culturales” de las poblaciones guariqueñas, donde hicieron presencia muchos cultores del estado, entre ellos el maestro Acevedo y su arpa sabanera, de Valle de la Pascua. Estaban los carriceros de Guaribe, los Marimberos de Altagracia de Orituco, el poeta Felipe Rodríguez y el maestro Oswaldo Arveláez, quien hizo una magnífica demostración en la ejecución de varios instrumentos como la guitarra sabanera, el violín, la bandola, mandolina e interpretó varias canciones.

            En una oportunidad en que viajara a Valle de la Pascua con el objeto de visitar a una de sus hermanas, la señora Noris Arveláez de Mayorga, tuvo la deferencia de visitarnos en   nuestra casa, donde en una grata reunión nos deleitó con la interpretación de varias piezas musicales ejecutadas en el violín y la guitarra, con nuestro acompañamiento en el cuatro y las maracas. La señora Noris, casada con el distinguido profesor don Pedro Mayorga, es una apasionada de la música y del canto, con la cual habíamos coincidido en una agrupación coral: la Coral Vanguardia, dirigida por el maestro Francisco Crespo Sevilla, donde ella pertenecía a la cuerda de sopranos, organización con la cual se realizaron varias presentaciones en diversas instituciones.

            En Valle de la Pascua tuvimos la ocasión de presentarle a un gran amigo, el violinista y compositor, don Eleuterio Navarro, de gran trayectoria musical en toda la región, con quien hizo gran amistad y solían compartir gratos momentos tocando e intercambiando conocimientos musicales, por lo que estas reuniones se convertían en magníficas tertulias donde se conversaba sobre la música venezolana, compositores, historia de canciones y jocosas anécdotas. Pero no era sólo el virtuosismo de los dos violinistas en los arqueos, los pizzicatos y estacatos, era la alegría con que tocaban aquellas piezas de antología, sacadas de lo recóndito de la historia musical y así, entre felicitaciones y risas se turnaban anunciando los joropos recios quitasueños: El mosquito renco, Mata de caña, Puente Morillo, El caricare, Castro en Margarita, Adiós a Ocumare, el vals Claro de luna, al que solían llamar El ronquito por sus notas graves.

         Pudimos gozar de sus presentaciones de manera especial en la Casa de la Cultura “Lorenzo Rubín Zamora” y en la Sociedad Socorro Mutuo, en Valle de la Pascua, donde causó gran impresión su versatilidad para la ejecución de varios instrumentos, por su didáctica como conferencista sobre la historia de la música y la demostración de antiguos instrumentos, tales sus interpretaciones en el laúd y el Rabat. Así como por su potente voz con la cual interpretó varias canciones, por lo que recibió merecidas ovaciones, homenajes y serenatas por artistas de la localidad.

            Cuando asistíamos a los encuentros de cronistas realizados en Calabozo y en otras oportunidades en que viajábamos a esa ciudad, era visita obligada a don Oswaldo en su casa en La Misión, donde en compañía de su esposa doña María Balbina Manrique de Arveláez,   nos recibía con gran deferencia, sin faltar la interpretación de algunas de sus canciones. Visitábamos su salón de clases y el taller donde podíamos observar gran cantidad de instrumentos, algunos en construcción o reparación, nos obsequiaba algunas de sus partituras, tales como “Tardes de Calabozo”, “Recuerdos de Zaraza” y “Pensando en ti”, las cuales conservamos.  Don Oswaldo es un   experto luthier, arte aprendido de su abuelo, con el cual fabrica instrumentos en los cuales introduce innovaciones, tanto en la forma como en el cordaje y la invención de especies de su propia creatividad, como en el caso del Rabanastrom.  Posee una interesante colección de instrumentos:  mandolinas, violines, bandolas, guitarras, quinto; un banjo de 6 cuerdas cuya caja de resonancia está cubierta de piel; una bandurria, unos cuatro larense de doble cordaje, un Rabat egipcio, un antiguo laúd y muchos otros instrumentos.

            Es un gran conversador y suele narrar historias y anécdotas de personajes, de la música y de las costumbres de los pueblos. Así nos hablaba del arpista don Rafael Vidal, músico nacido en San José de Unare quien vivió en Tucupido y que recorrió diversos pueblos con su arpa viajera.  También cuenta cuentos con gran jocosidad.  En una oportunidad nos relató que don Rafael Vidal quien, además de maestro arpista era un contrapunteador recio y que estando en uno de esos encuentros en un parrando un contrincante terminaba sus versos con una especie de ritornelo donde utilizaba la palabra “bejucal”. Así decía, por ejemplo:

     “Cantor Rafael Vidal,

       usté que canta confiao,

       pero va quedá enredao

       en medio de un bejucal.”

 

            Y seguía el hombre empeñado en el bejucal hasta que don Rafael le lanzó la siguiente copla:

       “Bejuco para el porfiao

         pal   que se enreda andando,

         pal que no sabe cantar,

         pal coplero atravesao.

         no se hable de bejucal

         cuando Vidal tá cantando”.

                                                                                                                                                                                       

 

            Otro de sus cuentos es el siguiente: “Estaba un señor bajando unos cochinos de un camión y uno de los animales se le escapó, el hombre partió corriendo para alcanzarlo y atraparlo, en ese momento alguien lo detuvo en la carrera para hablarle, por lo que le dijo:

         “Perdóneme   usted   mi amigo

           que lo deje hablando solo

            en medio de este camino,

            pero si usted me distrae

            se me va a escapá el cochino”

 

   Ha sido activo participante en los Encuentros de Cultores Tradicionales y en los Encuentros de Tradición Oral. También participó en las Tomas Culturales de las diferentes poblaciones del Guárico. Asistió al Taller de metodología para la educación musical para niños en edad preescolar impartido por la profesora cubana Zyra González Monterrey, auspiciado por el departamento de apoyo docente del CONAC. Ha recibido incontables reconocimientos, condecoraciones, placas y diplomas por su valioso aporte prestado en favor de la cultura y promoción artística y musical del Guárico y de Venezuela. Entre ellos placa por su brillante colaboración al organizar la estudiantina “Rafael Loreto” en el año 1979, otorgada por la comunidad educativa del colegio. En 1982 los niños de Calabozo le otorgaron una placa como testimonio de admiración y afecto hacia su personalidad. En 1983 la Acción Voluntaria de Hospitales, filial Calabozo otorga diploma por la labor prestada.    Es diplomado en los años 1983 y 1984 por la Casa España y el Instituto Humboldt. En 1986 la estudiantina “Efraín Hurtado” le otorga diploma por su valioso aporte a la difusión de nuestra música. En 1992 la Fundación Guariqueña lo nombra “Cultor del año” mención Guitarrón Llanero.  Recientemente fue reconocido como Patrimonio Viviente del Municipio Miranda por la dirección de la Estudiantina “Efraín Hurtado” y por la municipalidad.

Ha compuesto muchas obras musicales como joropos, pasodobles, merengues, boleros, polkas, la cual se ha dedicado a rescatar y enseñar a estas nuevas generaciones. Entre ellas:

Los valses:  Carnaval, Mis recuerdos, La Laguna del Pueblo, Una mañana de marzo, Domingo de Ramos en Guardatinajas, En el riachuelo, Las flores de abril, Recuerdos de Zaraza, Yuly, Mi delirio, Entrando a Zaraza, Pensando en ti.

Los merengues: Brinca pajarito, Domitila, Dale duro al tambor, Pedro Juan, Bailando en El Socorro.    Estas composiciones fueron incluidas en una grabación del Centro Nacional del Disco titulada “José Oswaldo Arveláez y su mandolina”.

A sus 88 años continúa con una mentalidad lúcida y con una energía extraordinaria que le permite ejecutar sus varios instrumentos, componer obras musicales, construir y reparar instrumentos y continuar con sus labores docentes como un firme bastión musical. Nos comentó su hermana Noris que hace unos días la   llamó por teléfono para cantarle y tocarle la canción Luna zaraceña, recién compuesta.

            Fuentes:

Entrevistas a:

Don Oswaldo Arveláez

Profesora Mirla Arveláez

Señora Noris Arveláez de Mayorga

Dr. Fernando Aular Durant

Folleto del CD “José Oswaldo Arveláez y su mandolina”

Ponencias del Primer Encuentro de Literatura Guariqueña.

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